Este artículo se publicó hace 16 años.
El agua de San Antón bendijo a los animales fieles, con o sin alma
La eterna duda de si los animales tienen alma es cuestionada hoy cuando miles de ellos son portados por sus dueños para recibir la bendición de su patrón, San Antón, en España y Latinoamérica, principalmente.
Y es que San Antonio Abad o Antón de Egipto, junto con San Francisco de Asís, son los dos santos a los que tradicionalmente se les reconoce su especial devoción en vida por los animales.
"San Antonio Abad, alma noble como San Francisco, sintió la fraternidad universal y amó con un profundo sentido cristiano a los animales que también son hijos de Dios", indicó el cura franciscano mallorquín Rafel Ginard Bauçà en su obra "Sant Antoni Abat" (San Antonio Abad), datada en 1955.
Así, los animales, casi siempre mascotas, fueron hoy bendecidos con agua bendita, la misma que se utiliza para los fieles en cualquier otra liturgia.
De esta manera, el alma de éstos permanece protegida de cualquier mal, aunque la cuestión en este caso es: si el ritual es bastante similar, entonces, ¿los animales también tienen alma?.
"La idea del alma ha evolucionado con el hombre y se ha sometido a las leyes que conforman nuestros conceptos... Así que atribuimos alma incluso a las formas abstractas", señaló el pensador y divulgador español Eduardo Punset en su libro "El alma está en el cerebro".
Una de las tesis más revolucionarias fue la planteada por el físico británico Thomas Willis (1621-1675) que indicó "que el alma se transforma en carne en el cerebro".
Lo cual contradijo la tesis que se mantuvo durante siglos desde el Antiguo Egipto, e incluso, por el filósofo griego Aristóteles, de que el corazón era la residencia del espíritu.
Así, de manera significativa, las imágenes de Jesús abriendo su corazón guardan relación con esa idea del hombre mostrándonos su verdadero yo.
Por otro lado, el teólogo español Juan José Tamayo en una entrevista a Efe, afirmó, con rotundidad, que "todo está animado y nada es materia inerte".
Tamayo, que dirige actualmente la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III y es fundador de la progresista Asociación de Teólogos Juan XXIII, señaló que "todo lo humano, todo lo natural y lo cósmico está perfectamente interrelacionado".
Lo que ocurre es que "vivimos dentro de un paradigma antropomórfico, pero todos vivimos en el mismo plano y lo que nos mantiene vivos es la animación", apuntó.
Un estudio difundido en el Festival de Filosofía de la ciudad de Módena (Italia), en septiembre de 2006, señaló que el 49 por ciento de los italianos creía que los animales tienen alma.
Este porcentaje ascendió hasta el 60 por ciento entre los más jóvenes, lo que fue interpretado, en esa ocasión, como una consecuencia de ver los dibujos animados que presentan a los animales con cualidades humanas.
Este planteamiento es relevante en dos aspectos: el primero, en la medida en que se produce en una nación latina, heredera de las enseñanzas de la Grecia antigua.
Y, en segundo lugar, como país en el que se profesa mayoritariamente la religión cristiana. En pasajes del Génesis y el Levítico, libros de la Biblia, se advierte sobre el respeto a la vida de los animales y, además, en el Concilio de Constantinopla del 692 se estableció que "comer la sangre de animales estaba prohibido en las Sagradas Escrituras".
La relación de los seres humanos y los animales es tan antigua como la noción de la Historia. Así, algunas tribus creen en el parentesco animal y humano como los nativos de Norteamérica.
Y en otros lugares como en África, Mesoamérica, Suramérica, la India, China, Japón, el Tíbet y Nepal se mantuvo la creencia de la relación mística entre el hombre y el animal.
Por otro lado, las fábulas y los cuentos infantiles han dado voz narrativa a los animales y ahora un gato cuenta la vida del papa Benedicto XVI en el libro para niños "Joseph y Chico", que salió a la venta en el pasado mes de noviembre.
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