Este artículo se publicó hace 15 años.
Un Airbus de Air France desaparece en el Atlántico
Se teme que no haya supervivientes entre las 228 personas que viajaban a bordo del vuelo entre Río de Janeiro y París. El avión tuvo un fallo eléctrico al cruzar una tormenta sobre el océano
Un avión de la compañía Air France que efectuaba el trayecto Río de Janeiro-París con 228 personas a bordo desapareció por completo de todos los radares a primeras horas de la madrugada de ayer sobre aguas de la zona intertropical del Atlántico. A partir de media tarde, las autoridades de París aceptaban que "las perspectivas de encontrar supervivientes son muy escasas", tras la misteriosa tragedia que causaba perplejidad entre pilotos y expertos.
Hasta las 16.35 horas tuvieron que esperar los familiares. Agolpados en la terminal 2D del aeropuerto Charles de Gaulle-Roissy de París, se angustiaban esperando el vuelo que los paneles de la sala de espera calificaban de "retrasado". En realidad, llevaba 12 horas desaparecido de los radares de aviación civil y militar. Nunca llegó a su destino.
Sólo pasadas las cuatro y media de la tarde recibieron los familiares la primera señal fatal. En su comunicado número 4, Air France seguía hablando de un vuelo simplemente "desaparecido", pero por primera vez transmitía sus "sinceras condolencias a las familias de los pasajeros".
Nicolas Sarkozy llegó poco después al aeropuerto. El Gobierno francés ya difundía ampliamente la noticia del envío de aviones de rastreo y de buques hacia la zona del más que probable siniestro, al noreste del archipiélago brasileño de Fernando de Noronha.
Varios gobiernos, entre ellos el español, eran citados por París como participantes en el desesperado esfuerzo por encontrar los restos del aparato.
En el aeropuerto, Sarkozy señaló que había hablado con los familiares de las probables víctimas: "Les he dicho la verdad, es decir que las perspectivas de encontrar supervivientes, son muy pocas".
"Nuestros amigos españoles nos ayudan, los brasileños también. Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para encontrar el mayor número posible de restos de este avión y comprender lo que ha pasado", añadió Sarkozy.
El Gobierno francés reconoció no disponer de "ninguna de las emisiones de las balizas de emergencia" del Airbus, ni las manuales ni las automáticas, que normalmente se disparan en caso de fuerte descenso o de choque. París anunció que ha solicitado ayuda del Pentágono norteamericano para que, mediante su sistema de observación por satélite, intente localizar al aparato.
Esas palabras del secretario de Estado de Transportes, Dominique de Bussereau, traducían la pronunciada perplejidad que reinaba ayer en círculos de pilotos franceses y de expertos en aviación civil.
Un avión de línea, especialmente uno tan sofisticado como el Airbus, no puede quedar incomunicado y dejar de emitir sus señales automáticas o manuales de emergencia tan fácilmente. Y, sin embargo, eso es lo que ocurrió pasadas las cuatro de la madrugada.
Según Air France, en ese momento uno de los últimos radares brasileños recibió un mensaje señalando una "avería en el circuito eléctrico" y, ulteriormente, otro señalando turbulencias. Después: silencio total.
Fuentes de la Dirección General de la Aviación Civil francesa (DGAC) señalaron a Público que en realidad hasta hay dudas sobre ese último mensaje, que habría sido recibido por el radar Orora del archipiélago Fernando de Noronha.
El Gobierno francés no se atrevió a descartar explícitamente la posibilidad de un atentado, pero sí evacuó esa hipótesis con muchos sobreentendidos. Por ejemplo, insistiendo en que el más que probable siniestro se produjo en la llamada zona de convergencia intertropical, cercana al Ecuador, donde se encuentran constantemente en formación minitempestades y tornados, además de fuertes diferencias de presión del aire.
Una zona muy peligrosa
La hipótesis de que un rayo tocara el aparato y destrozara su sistema eléctrico, antes de precipitarlo al mar, había sido evocada vagamente a primeras horas de la tarde por el ministro de Transportes y Ecología, Jean-Louis Borloo.
No obstante, tanto Michel Lebrun, dirigente del Sindicato de Pilotos de Air France, como Pascal Guerrin, comandante de vuelo y sindicalista del SPL, descartaron que una simple descarga de aparato eléctrico pueda, al mismo tiempo, neutralizar todos los circuitos de comunicación y provocar el accidente.
Las perturbaciones climatológicas del punto intertropical llamado Le Pot au Noir son conocidas y sorteadas desde la era de los pioneros de la aviación, Louis Mermoz y Antoine de Saint-Exupéry. Hoy, los Airbus llevan sondas climatológicas y sistemas capaces de resistir a los rayos.
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