Este artículo se publicó hace 15 años.
Al menos nueve muertos en ataques rebeldes en la región del sur de Tailandia
Al menos nueve personas han muerto en una nueva ola de ataques realizados por insurgentes en la región musulmana del sur de Tailandia, donde hoy se cumple el quinto aniversario del asalto de las tropas a la mezquita de Krusae.
En la provincia de Yala, tres civiles fueron asesinados y otros dos resultaron heridos, cuando anoche un grupo de rebeldes irrumpió en una vivienda y disparó contra los cinco miembros de una misma familia, indicaron fuentes de la comisaría regional de Policía.
Otras dos personas, entre ellas un voluntario de la milicia civil, murieron también el pasado lunes en Yala, al recibir disparos efectuados a corta distancia por presuntos rebeldes del movimiento separatista islámico.
La Policía señaló que en otros dos ataques el mismo grupo de insurgentes mató en Yala a cuatro hombres, todos ellos musulmanes que cooperaban con las fuerzas de seguridad.
Estos ataques se cometieron la víspera del quinto aniversario del asalto de las tropas contra la mezquita de Krusae de la provincia de Pattani, y en la que murieron acribillados a tiros 32 rebeldes musulmanes que pocas horas antes se habían atrincherado en el recinto religioso para evitar ser capturados.
Los ataques con armas ligeras, asesinatos y atentados con bomba se suceden a diario en las tres provincias de mayoría musulmana de Narathiwat, Pattani y Yala, pese al despliegue de 31.000 agentes de las fuerzas de seguridad y la declaración del estado de excepción.
Cerca de 3.500 personas han muerto a causa de la violencia en la región desde que el movimiento separatista islámico reanudó la lucha armada en enero de 2004, tras una década de escasa actividad guerrillera.
El movimiento separatista, que denuncia la discriminación que sufre la población de esta región por parte de la mayoría budista del país, exige la creación de un estado islámico independiente.
A principios de año, Amnistía Internacional acusó a los militares tailandeses de torturar de forma sistemática a sospechosos detenidos, pero Bangkok lo niega y defiende su política de pacificación en la zona.
El Gobierno relacionó a principios del 2008 a la red terrorista Al Qaeda con los guerrilleros y advirtió de que la situación ha empeorado desde que reciben armas y dinero procedentes del narcotráfico.
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