Este artículo se publicó hace 16 años.
Alberto Fernández se une a las víctimas políticas de la crisis del Gobierno argentino
La renuncia de Alberto Fernández, quien hasta hoy fue jefe de Gabinete del Gobierno argentino desde que se estrenó la "era Kirchner" en 2003, se suma a una lista de víctimas políticas de la crisis que enfrenta el Ejecutivo de Cristina Fernández, tras apenas siete meses de gestión.
En medio de un aluvión de especulaciones sobre cambios en el Gobierno, la presidenta aceptó hoy la renuncia de Alberto Fernández, un abogado de 49 años, incondicional con el matrimonio Kirchner, y nombró en su lugar a Sergio Massa, intendente (alcalde) de Tigre, una turística localidad de la provincia de Buenos Aires.
Massa, también abogado, de 36 años, es un peronista con un perfil político más bajo valorado por los Kirchner, porque como titular de la ANSES (Administración Nacional de Seguridad Social), entre 2002 y 2007, fue artífice de la política kirchnerista de revertir parte del sistema de jubilación privado impulsado por el ex presidente Carlos Menem (1989-1999)
Cristina Fernández, que ha mantenido hasta ahora silencio sobre los cambios en su Gobierno, convocó hoy a Massa a la residencia presidencial de Olivos para comunicarle su decisión durante una reunión en la que, según medios locales, estuvo también su esposo y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner.
Alberto Fernández inició su gestión como jefe del Gabinete el 25 de mayo de 2003, cuando el peronista Kirchner asumió la jefatura del Estado.
Durante sus primeros cuatro años en el cargo, la acumulación de responsabilidades le convirtieron en uno de los funcionarios más poderosos del país.
Pese a que en alguna ocasión había expresado públicamente su cansancio del puesto, volvió a ocupar la jefatura del Gabinete el pasado diciembre, cuando asumió el Gobierno de Cristina Fernández.
En estos siete meses, Alberto Fernández ha sido la cara más visible del conflicto entre el Gobierno y el campo por un incremento impositivo finalmente rechazado por el Senado el pasado jueves, con el voto decisivo del vicepresidente del país, el radical Julio Cobos, tras casi cuatro meses de enfrentamientos que provocaron el desplome de la imagen de la presidenta.
Medios locales habían especulado con la renuncia del jefe de Gabinete como primer paso para facilitar una supuesta operación de "oxigenación" del Gobierno que, según algunos analistas, debería implicar la salida de reconocidos colaboradores de Néstor Kirchner que no gozan de simpatía pública.
Entre ellos, el ministro de Planificación, Julio de Vido, -con quien Alberto Fernández ha mantenido duros enfrentamientos- o el polémico secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en la picota por sus más que cuestionables informes sobre la evolución de la inflación.
La renuncia de Fernández, según el analista local Marcelo Bonelli, fue aceptada tras una tensa conversación que habría mantenido anoche el jefe de Gabinete con el matrimonio Kirchner en la residencia presidencial de Olivos.
En la conversación, de acuerdo con Bonelli, los Kirchner le habrían recriminado su papel en la crisis con el campo y su apoyo al ex ministro de Economía Martín Lousteau, quien dimitió el pasado abril luego de ser considerado el impulsor del incremento de impuestos que derivó en el conflicto con los productores agrarios.
Además, según analistas locales, Fernández se habría distanciado en los últimos tiempos de los Kirchner porque habría cuestionado el estilo de funcionarios afines al ex presidente y habría sugerido a la presidenta la posibilidad de renovar parte del Gabinete.
En una carta de renuncia dirigida a la mandataria, Alberto Fernández expresó su "certeza" de que "se abre una nueva instancia en su Gobierno, en la cual usted pueda contar con un nuevo elenco de colaboradores para enfrentar la etapa".
Fernández, quien no aparece en público desde hace días aparentemente a causa de una fuerte gripe, afirmó que decidió irse "con el sano propósito de facilitarle (a la presidenta) la selección de sus equipos de trabajo".
Tras el revés sufrido por Cristina Fernández con la derrota de su propuesta tributaria en el Senado, los cambios que analistas y oposición esperaban en el Gabinete se han limitado hasta ahora a la depuración de algunos funcionarios de perfil bajo procedentes del radicalismo, aliados del vicepresidente Cobos, y a la sustitución del secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Javier De Urquiza.
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