Los Albertos niegan haber intervenido en la elaboración de una carta falsa sobre Urbanor

Los empresarios Alberto Cortina y Alberto Alcocer, acusados por el uso de una presunta carta falsa para intentar que el Tribunal Supremo revisara su condena del caso Urbanor, negaron hoy haber intervenido en la elaboración del documento y afirmaron que siguieron instrucciones de sus letrados en el proceso.

Durante su declaración en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Madrid, "Los Albertos", que se enfrentan a penas que suman entre cinco años y medio y ocho años de prisión, declararon que los hermanos Arnaiz les hicieron llegar en marzo de 2003 a través del presidente de ACS Florentino Pérez un escrito en el que les ponían de manifiesto la posibilidad de recabar pruebas exculpatorias en el caso Urbanor.

También rechazaron que urdieran una trama con los hermanos Arnaiz, también acusados en el caso de la carta falsa junto con la documentalista Gloria Álvarez, al señalar que tuvieron conocimiento del documento en abril de 2003, tras la interposición de la denuncia ante la Fiscalía por parte de Álvarez.

Según su relato de los hechos, los dos primos enviaron el escrito que les hizo llegar Florentino Pérez al abogado Ramón Hermosilla con el encargo de que "hiciera el favor de profundizar en el tema, ya que hubiera sido una temeridad y una falta de sentido común que no hubiéramos dado instrucciones a los abogados para que se interesasen y supieran si había algo de verdad o no", señaló Alberto Cortina.

Respecto al contrato que firmaron el 27 de marzo de 2003 con los hermanos Arnaiz para que recabaran las pruebas, Cortina y Alcocer explicaron que Hermosilla decidió que se suscribiera en salas separadas y con una sola copia depositada ante notario "por temas de privacidad", para evitar que se publicara en los medios de comunicación, que prestaban gran atención a los dos primos en aquella época, en la que acababan de ser condenados por el Supremo.

"Estábamos en una situación francamente desagradable (...) estábamos muy desolados y hacíamos lo que nos decían los abogados. Los abogados eran los que tomaban las decisiones porque yo sólo lo hago en las empresas que gestiono. El resto lo consulto siempre con los abogados", declaró Alcocer.

Los dos primos, que no quisieron contestar a las acusaciones particulares ni a las defensas de los hermanos Arnaiz y Gloria Álvarez, insistieron en que se personaron por consejo de sus abogados en el procedimiento abierto contra sus socios de Urbanor a raíz de la carta.

Esa misiva está firmada en teoría por el arquitecto Pedro Sentieri y en ella admite que tanto él como su socio Julio SanMartín conocían la existencia de varios precios por la venta de los terrenos de Urbanor, lo contrario que habían afirmado ante los tribunales.

"Los Albertos" insistieron en que encargaron a un nuevo abogado, Ignacio Peláez, la personación en el procedimiento abierto a raíz de la aparición de la carta por consejo del letrado Manuel Delgado, y no porque quisieran desvincular a Hermosilla, como apunta la acusación de Sentieri.

Los dos primos, que no están acusados provisionalmente por el Ministerio Fiscal, también atribuyeron a sus abogados la decisión de presentar el contrato firmado con los hermanos Arnaiz y los faxes intercambiados, con posterioridad a que se conociera que la carta atribuida a Sentieri podía ser falsa, que se sobreseyeran las actuaciones contra él y SanMartín y se incoaran diligencias contra "Los Albertos".

"Cumplimos lo que nos dicen en cuanto a estrategias procesales, presentación de documentos... Es una estrategia que deciden los abogados. Ya saben que les vamos a decir que sí cuando nos aconsejan algo porque son los profesionales", insistió Alcocer.

A preguntas de su defensa, Alcocer insistió en que la carta le pareció verosímil, que no intervino en su redacción ni tuvo acceso a un papel en blanco firmado por Sentieri.

Las acusaciones particulares que representan a Pedro Sentieri y sus socios (representadas por las letradas Marian Estrela y Luisa Ramón) siempre ha sostenido que el contenido de la misiva fue redactada sobre un papel en blanco firmado por el arquitecto.