El presidente alemán, Horst Köhler, honró el viernes a los 70.000 alemanes del este que se enfrentaron a la temida represión de la policía de seguridad comunista y se echaron a las calles de Leipzig en una histórica manifestación hace 20 años.

Las manifestaciones pro-democracia en la ciudad llevaron directamente a la caída del Muro de Berlín menos de un mes después y a la unificación alemana en octubre de 1990.

"El 9 de octubre de 1989, hace 20 años, el pueblo de Leipzig nos demostró lo que los ciudadanos pueden lograr cuando creen en su propia fuerza y toman el destino en sus manos", dijo Köhler en una ceremonia en una sala de conciertos en Leipzig, a la que acudió la canciller, Angela Merkel, y otros destacados políticos.

"En esos días de octubre, todo estaba en el filo de la navaja (...) la gente tenía que prever lo peor porque eran amenazas claras", dijo Köhler, recordando el temor a que la multitud fuera reprimida con la misma brutalidad que sufrieron los manifestantes pro-democracia en los alrededores de la plaza de Tiananmen, Pekín, cuatro meses antes.

"Pero la revolución continuó pacífica", dijo.

A principios del otoño de 1989, los lunes había reuniones para rezar por la democracia y la justicia que llenaban una iglesia en el centro de Leipzig de disidentes políticos, futuros emigrantes y alemanes del este de a pie que se vieron atrapados en una ola creciente de desafío.

"Las manifestaciones del lunes" siguieron en el centro de la ciudad, alcanzando su punto álgido el 9 de noviembre cuando 70.000 personas desafiaron abiertamente a las autoridades comunistas echándose a las calles.

Esas manifestaciones fueron cada vez más grandes y se extendieron por toda Alemania del Este, llevando eventualmente a la caída del Muro de Berlín.

"Los ciudadanos de Alemania del Este sabían que no querían continuar viviendo sin libertad, vivir vidas limitadas y deprimentes", dijo Köhler. "Por eso es importante mantener vivo el recuerdo de la dictadura de Alemania del Este y la resistencia en su contra".