Este artículo se publicó hace 15 años.
Almodóvar desvela en Cannes la metáfora política de "Los abrazos rotos"
Después de tres meses en las carteleras españolas, "Los abrazos rotos" ha revivido en Cannes en clave de cine político, una metáfora sobre la recuperación de la memoria histórica que Almodóvar desgranó para los medios españoles.
Siempre interpretada bajo las claves del melodrama con tintes de cine negro, "Los abrazos rotos", película que Almodóvar siempre tilda como una de las más complejas de su carrera, fue de algún modo reescrita por él mismo en Cannes, donde aspira a la Palma de Oro y dividió opiniones.
Esta nueva versión la había guardado para sí. "No me habíais preguntado nunca por ello y aquí no me lo han preguntado pero yo quería decirlo", explicó. "Es una metáfora que no está clara, está dentro de mis intenciones y si no la digo no se sabe. Lo que ocurre es que no encontré un hueco para que en la película se expresara de un modo explícito".
Las dos identidades que el personaje principal de su película adopta -Mateo Blanco y Harry Caine- pueden interpretarse como un país que huye de su propio pasado, pero que finalmente tiene que enfrentarse a sí mismo.
"Las películas que hacía en los 80, de un modo deliberado, no estaba ni la sombra de Franco. Para mí negaba que Franco hubiera existido y era el modo de vengarme contra su memoria", afirmó.
"Pero llega un momento en el que es imposible renunciar a la memoria. Es necesario afrontarla para equilibrar la situación". Por ello, ahora Almodóvar se siente capaz de adaptar al cine el libro de Marcos Ana "Decidme cómo es un árbol" y abordar el pasado de España.
"Mi personaje es lo que hace: 14 años después se siente capacitado. Le es imposible seguir llamándose Harry Caine y decide volver a montar la película", argumentó.
"Lo anterior ha sido una intromisión en su trabajo, pero los negativos de las películas son mucho más longevos que las personas que atentan contra ellos" y así, la película se cierra con una familia reunida para componer la verdadera versión de "Chicas y maletas", el homenaje que Almodóvar rinde dentro de "Los abrazos rotos" a su filme "Mujeres al borde de un ataque de nervios".
Hablando en términos de actualidad, se mostró igualmente claro: "Ahora es absolutamente necesario recuperar esa memoria. Hay una Ley de la Memoria Histórica, que a mí me gustaría que se llevara a cabo con mucha mayor efectividad, con la misma efectividad que prometieron los socialistas en el momento de las elecciones".
Harry Caine sería, entonces, como la Transición española. "Fraga y Carrillo eran dos hombres que tenían que olvidarse de lo que había sucedido y lo que había significado la guerra para cada uno de ellos para poder reconciliarse aunque fuera como un espejismo. Pero ese espejismo se hacía realidad concretándolo en una Constitución que nos sirviera para abordar el futuro", argumentó.
"Después de treinta años es imprescindible recuperar la memoria, porque la memoria está ahí y sus fantasmas están llamando a nuestra puerta de un modo inequívoco. No se abre ninguna herida, sino que cierra las de las personas que tienen a sus muertos por ahí", comentó.
Para Almodóvar, a España le ha llegado el momento de volver a enfrentarse, como su personaje, a su verdadera realidad. "Hay un momento en que de modo natural mi personaje se vuelve a llamar Mateo Blanco. Si no, sería un impostor frente a sí mismo".
"La equivocación de la derecha es pensar que es una cuestión política. No están pidiendo verdugos ni responsabilidades, están pidiendo ayuda para dar una sepultura digna a sus familiares. Es una cuenta que tenemos abierta y no se puede frenar", prosiguió.
Reconstruir la Historia de un país, en cambio, no es tan fácil como volver a montar una película. En su caso, aseguró, cine y vida tienen muchos vasos comunicantes. "Yo creo que el cine me ha dado más emociones que la vida. Desde muy pequeño, cuando tenía 9 años y vivía en Extremadura o en La Mancha. El cine era lo más real de mi propia vida".
Pero también asumió que "el cine es guionizable, la vida no lo es. El cine depende del talento de las personas que están detrás. La vida no depende del talento ni de la capacidad de creación o la impostura. Tiene otras reglas", concluyó.
Mateo Sancho Cardiel
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