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Amazonía peruana recupera la normalidad tras disturbios que causaron 33 muertos

EFE

La normalidad reina hoy en las ciudades amazónicas peruanas de Bagua Chica y Bagua Grande, escenario de violentos enfrentamientos el viernes que se saldaron con al menos 33 muertos, entre policías e indígenas, según las cifras oficiales.

Tras el primer toque de queda (que rige de las tres de la tarde a las seis de la mañana), los pobladores de ambas ciudades salieron muy temprano a las calles, a pesar de ser domingo, para hacer sus compras o acudir a misa bajo la mirada de policías y soldados, agrupados en puntos estratégicos sin romper el aparente clima de normalidad.

Los sucesos del pasado viernes se han saldado ya con 24 muertos en las filas policiales y nueve entre los indígenas, de acuerdo con las cifras oficiales.

No obstante, la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Amazonía (Aidesep) cuenta 30 víctimas entre indígenas y otros civiles, una cifra "que puede subir a entre cuarenta y cincuenta".

Esa cifra fue proporcionada hoy por Shapion Nonengo, nuevo portavoz de Aidesep, quien dijo desconocer el paradero del presidente de esa organización, Alberto Pizango, buscado por los delitos de sedición y rebelión.

En la Curva del Diablo, donde comenzaron los choques del viernes entre policías e indígenas durante el desalojo de un tramo de la carretera Fernando Belaúnde Terry, que conecta varias ciudades selváticas y la costa norte, solo quedan montículos de piedras colocadas por los nativos.

Las protestas de los indígenas en la Amazonía comenzaron el pasado 9 de abril y derivaron en tomas de carreteras y ductos, en rechazo a una serie de decretos legislativos que consideran dañinos para sus intereses.

En la ciudad de Bagua Chica también quedan restos de un vehículo quemado y aún se aprecian los daños provocados a locales públicos incendiados el viernes.

El mayor José Luis Santillán, de la comisaría de Bagua, dijo que sus agentes patrullan las calles para prevenir posibles actos de violencia y buscan, junto con el Ejército, a dos policías desaparecidos.

El viceministro peruano del Orden Interno, Wilson Hernández, confirmó a Efe que los militares encontraron hoy el cadáver de un policía a dos kilómetros de la estación seis de bombeo, donde los indígenas tomaron como rehenes a 38 agentes y un ingeniero.

Con este hallazgo suman 24 los policías muertos, pero aún falta ubicar a dos agentes más, precisó Hernández en las instalaciones de la comisaría de Bagua Grande.

Algunos cadáveres se encuentran en la morgue de Bagua Grande, a cuyas puertas se aglomeran decenas de familiares, a pesar del olor putrefacto y denso que se siente en esta ciudad calurosa y húmeda.

Hernández también mostró a los periodistas lo decomisado a los indígenas en cuatro operativos: cinco fusiles AKM, 121 cartuchos, un revólver y una pistola, entre otras armas y municiones.

Al parecer, la mayoría fueron arrebatadas a policías muertos.

Mientras, unos 20 pobladores protestaron frente al cuartel porque no pueden entregar ropa ni alimentos a sus familiares, que según el jefe de la VI brigada de la selva del Ejército, Raúl Silva, suman 39.

Cientos de indígenas, muchos escondidos en viviendas de la zona y principalmente refugiados en una casa pastoral, reclaman que se investiguen los hechos para determinar el número real de muertos y garantías para poder retornar a sus comunidades.

Las autoridades locales han dispuesto autobuses para trasladarlos a sus comunidades, pero ellos temen ser detenidos en el camino, dijo a Efe Itsa Papee, que se identificó como líder de los pobladores del río Santiago.

Itsa, uno de los centenares de refugiados en una sede de la Iglesia católica, confesó que teme que sus compañeros detenidos no tengan derecho a un juicio justo, tras expresar su decepción por haber sido tratados como "los peores enemigos de la sociedad", cuando solo quieren defender el medio ambiente.

La ciudad es un hervidero de rumores: hay quienes afirman que la Policía ha hecho desaparecer varios cadáveres de indígenas arrojándolos al río, algo que el Gobierno niega, y que está irrumpiendo en los hospitales para detener a los heridos, pero ninguna fuente independiente pudo confirmar estas acusaciones.

Un equipo de ocho integrantes de la Cruz Roja Internacional se encuentra en la zona para brindar ayuda humanitaria, especialmente a los hospitales, que se encuentran colapsados debido al gran número de heridos.

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