Este artículo se publicó hace 13 años.
ANALISIS-La pesadilla nuclear en Japón amenaza con prolongarse
Por Scott DiSavino y Eileen O'Grady
Los trabajadores que tratande impedir que se produzcan más escapes radiactivos de laplanta nuclear de Fukushima se enfrentan a un escenariodantesco, y cada intento de controlar la situación parece poneren peligro su vida. Por desgracia, van a tener queacostumbrarse a ello.
La resolución final del desastre nuclear en la plantanuclear Fukushima Daiichi tardará probablemente décadas y losexpertos dicen que podría haber más obstáculos y momentosterroríficos por delante. El costo en términos económicos o dela salud de los trabajadores es casi imposible de evaluar eneste momento.
Las autoridades de la empresa propietaria de la planta,Tokyo Electric Power (TEPCO), han dicho que los cuatroreactores más dañados en la planta de seis, localizada a unos240 kilómetros al noreste de Tokio, tendrán que desecharse,aunque podría llevar años porque muchas de las barras decombustible están aún en un estado que supone mucho peligro.
Por ahora, los trabajadores deben seguir bombeando agua ala vasija del reactor y a las varillas de combustible gastadaspara impedir el sobrecalentamiento y una fusión mayor mientrasintentan recuperar el sistema de refrigeración.
Sin embargo, no hay opciones fáciles.
"Están atrapados en una situación en la que tienen quealimentar el reactor de agua y al mismo tiempo filtrarlo", dijoArnie Gundersen, un veterano que lleva 29 años en la industrianuclear y que trabajó en reactores similares a los de la plantade Daiichi.
Hasta que los sistemas de refrigeración no funcionencorrectamente, los trabajadores tendrán que dejar escapar vaporpara reducir la presión, pero ese vapor es radiactivo. Además,a medida que sueltan vapor deben introducir más agua, añadióGundersen, ingeniero jefe de Fairewinds Associates, enVermont.
Parte del agua radiactiva está saliendo también de losreactores y piscinas, posiblemente por el daño del terremoto olas explosiones que se produjeron en las primeras fases de lacrisis. Está pasando a sitios no esperados y fuera de laplanta, lo que hace poco seguro que los trabajadores sedesplacen por los edificios para hacer las reparacionesnecesarias.
"Existe un conflicto ahora entre los intentos para mantenerlos reactores fríos y gestionar el agua contaminada generadapor la operación", dijo Ed Lyman, destacado científico en laUnion of Concerned Scientists, un organismo de vigilancianuclear con sede en Estados Unidos.
AGUA POR TODAS PARTES
El lunes, TEPCO dijo que había recortado la cantidad deagua que estaba inyectando en el reactor número dos a la mitad,una decisión que probablemente se haya tomado para reducir laamenaza de agua contaminada. El resultado, sin embargo, estabaincrementando las temperaturas en el reactor.
"Tienen que continuar bombeando agua al reactor paramantener la refrigeración, pero parte del agua se estáescapando y la contaminación en el edificio está creciendo, loque hace más difícil que los trabajadores entren", dijo RichardMeserve, ex presidente de la Comisión Nuclear Regulatoria deEstados Unidos y actual presidente de la Institución Carnegie,a Reuters.
"Tienen que poder enfriar el combustible durante un períodosuperior a meses", agregó.
Para restablecer el sistema de enfriamiento, TEPCO puedeusar robots y tiene que emplear a personas que irrumpen en unazona altamente radiactiva, hacen el trabajo y salen en pocosminutos.
Algunas personas de la industria se refieren a ellos como"esponjas gamma" porque pueden absorber una radiación de un añoen unos pocos minutos.
Mantener el agua contaminada en el reactor es vital parafrenar la fuga radiactiva.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) sugirióel miércoles que Japón amplíe la zona de evacuación desde los20 kilómetros actuales después de que la radiación superara losniveles establecidos para la evacuación en la localidad deIitate, a 40 kilómetros de la planta de Daiichi.
Los trabajadores lidian también con el agua altamenteradiactiva de al menos tres grandes canales que van desde elsótano de los edificios de las turbinas hacia el océano.
TEPCO está sacando el agua de los sótanos de las turbinaspara ponerlo en los condensadores, equipos normalmente usadospara convertir de nuevo el vapor en agua, pero esoscondensadores también están llenándose.
Además, si TEPCO no puede encontrar otras formas derecoger, almacenar y tratar el agua contaminada podría verseforzado a bombearlo hasta el mar.
EN EL PACIFICO
Nadie quiere que la compañía arroje agua contaminada alocéano Pacífico. El yodo radiactivo es ya más de 3.000 vecessuperior al límite legal permitido en el mar cercano a laplanta.
Sin embargo, todos los expertos nucleares reconocen que elmar al menos diluiría la radiación que se concentra en el aguasituada alrededor de la planta.
"El agua radiactiva en la sala de la turbina dificultacualquier intervención", dijo el presidente del organismonuclear francés ASN, Andre-Claude Lacoste.
Lacoste dijo que otras opciones con el agua contaminadaincluirían encontrar una nueva solución de almacenaje o"echarla al mar".
Los expertos se han visto animados por las muestras de quelos esfuerzos de TEPCO están impidiendo más daños alcombustible nuclear y que la energía eléctrica se ha restauradoen algunas zonas.
Casi tres semanas después del devastador terremoto ytsunami en Japón, sin embargo, aún no hay formas fáciles deabordar el alto nivel de radiación, algo que dificultacualquier progreso.
Nadie ha pedido aún el paso drástico de abandonar la plantade Fukushima sin intentar controlarla. De hacerlo, esosignificaría que Japón habría aceptado que seguiría saliendoradiación a niveles importantes durante años.
Por ahora, los trabajadores están "haciendo lo que puedenen estas circunstancias", dijo Lyman, de UCS. "Pero lascondiciones se están volviendo tan complicadas que no hay unasalida fácil. Tienen que tomarse más decisiones difíciles",añadió.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.