Este artículo se publicó hace 15 años.
La anarquista que se enfrenta a 123 años de cárcel dice que estaba "descarriada"
Asegura que su estancia en la cárcel la ha cambiado y ha calificado su actos de "estúpidos"
Amanda Cerezo García, la anarquista que se enfrenta a 132 años de cárcel por su presunta participación en cuatro atentados que se produjeron en Valencia entre enero y mayo de 2003, admitió hoy en la Audiencia Nacional su participación en una de estas acciones y trató de justificarla alegando que en aquel momento llevaba "una vida loca y caótica".
La acusada, que se presentó ante el tribunal vistiendo un traje de chaqueta y asegurando que su vida "ha cambiado" tras una estancia en la cárcel, reconoció durante la primera sesión del juicio que preparó el paquete-bomba que explotó el 24 de mayo de 2003 en un edificio de Correos situado en el número 175 de la calle San Vicente de Valencia, causando heridas a nueve personas.
Sin embargo, al ser preguntada por qué llevó a cabo esta acción, que preparó a partir de "la información que había conseguido recopilar en internet", indicó que no tenía "ningún motivo lógico ni racional" y que en aquella época estaba "descarriada". "No tenía trabajo, ni casa, ni familia", alegó a preguntas de su abogado Endika Zulueta.
También dijo que no pretendía que el artefacto, que se encontraba en el interior de un sobre de color marrón, explotara cuando fuera manipulado por los funcionarios de Correos sino que lo dirigió a la 'Plataforma Política España 2000' porque su máximo responsable era "presidente de los empresarios de clubes de alterne". "Lo hice por antipatía hacia él, por su condición fascista y machista", dijo antes de señalar que "sólo quería asustarlo".
La acusada, a la que el fiscal Miguel Angel Carballo imputa nueve tentativas de asesinato, un delito de estragos y tres de daños, llegó a calificar su acto de "estúpido". "No pensé en las consecuencias, estaba convencida de que (el artefacto) sería detectado y que sólo podría hacer ruido porque era un petardo grande", indicó antes de señalar que nunca ha pertenecido a ninguna organización terrorista y "nunca" ha estado "de acuerdo con el uso de la violencia".
Núcleos libertariosAdemás, negó su participación en los incendios de una excavadora, un cajero automático de la entidad Bancaixa y la sede del Instituto de Formación Profesional de El Cabañal, que la Fiscalía también le imputa junto a su entonces compañero sentimental, José Alonso Sánchez, que se enfrenta a nueve años de prisión por reivindicar estos ataques. Durante su declaración, Alonso Sánchez negó su participación en los hechos y aseguró que en realidad llamó a los periódicos para avisar de su existencia.
La acusada asegura que en esa época estaba "descarriada"
En la primera sesión de la vista oral, que se reanudará mañana, martes, ante la Sección Primera de la Sala de lo Penal, también testificó un funcionario del Cuerpo Nacional que señaló que los acusados fueron detenidos porque estaban siendo investigados por actos de sabotaje contra un proyecto de urbanización en El Cabañal. Según indicó, una vecina testificó que la acusada había mandado un paquete similar a la carta-bomba el día anterior a los hechos.
Según el escrito provisional de conclusiones del Ministerio Público, los dos procesados son "activistas anarquistas vinculados a un núcleo de libertarios" que se conectaban a través del Ateneo Libertario de Valencia y, anteriormente, de un centro social alterntivo denominado 'Malas Pulgas'.
Ambos estaban de acuerdo en "utilizar medios violentos para la consecución de sus fines, que no eran otros que realizar actos de protesta, reivindicación y oposición frente a determinadas decisiones de las Administraciones públicas, siendo conscientes de que con sus acciones se alteraba la paz pública". No obstante, el fiscal señala que "no formaban parte de un grupo determinado y organizado que tuviese por finalidad subvertir el orden constitucional y atentar contra la paz pública".
En los otros tres los acusados reivindicaron sus acciones violentas con argumentos del estilo de "Abajo la tiranía del Estado" o "Nosotr@s no nos conformaremos con poder reformar las instituciones actuales, sino que queremos destruirlas para siempre". Entre la documentación que se les incautó había escritos titulados "El placer armado", "Dinamita bajo el coche", "Incendiario de ideas subversivas" o "Terrorismo y violencia revolucionaria".
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