Este artículo se publicó hace 16 años.
Antonio López cree que lo único importante en la vida es que el trabajo tenga dignidad
Anoche una subasta en Londres convirtió a Antonio López en el pintor español vivo más cotizado al venderse uno de sus cuadros por 1,7 millones de euros, algo que a él le da aliento para continuar pero que no le parece esencial. "Lo único importante es que el trabajo tenga dignidad", ha dicho hoy a Efe.
Con la subasta en la galería Christie's de Londres de su cuadro "Madrid desde Torres Blancas", la única de las grandes obras de López que nunca había salido a puja, el manchego se ha convertido en el pintor vivo español más caro del mercado, por delante del mallorquín Miquel Barceló (1957), que tenía el anterior récord, y el catalán Antoni Tàpies (1923).
"Un momento, que tengo las manos manchadas", ha sido lo primero que ha dicho a Efe tras coger él mismo el teléfono en su estudio de Madrid y luego, entre risas, ha relativizado "el honor", aunque se ha mostrado "muy agradecido y contento porque es un aliento para continuar".
"Todo depende de quién lo diga. Si lo dijera Dios, estaría muy agradecido a Dios. Lo dice en este momento la sociedad, pues muy agradecido a la sociedad", ha dicho, para añadir que "lo único importante es que cuando ya no quede nada más que el trabajo, que el trabajo tenga dignidad.
"Eso no hay que olvidarlo nunca. Lo demás son las cosas de los hombres. Y de las mujeres", ha precisado entre risas.
"Madrid desde Torres Blancas", que pertenecía a un coleccionista privado, es un óleo sobre tabla de 145 por 244 centímetros que López pintó entre 1976 y 1982 y que, a pesar de ello, presenta numerosas anotaciones y elementos inacabados.
"Nunca se acaban los cuadros del todo. Es un trabajo que se hace en una confrontación con el mundo real, de una complejidad tan grande que llegas hasta donde puedes. Me gusta empezar y continuar y rematar las cosas, lo que pasa es que el remate no tiene un límite muy preciso", explica sobre la obra.
Las anotaciones que aparecen, tales como cuentas a lápiz, fechas o las palabras "casi negro", tienen que ver, según detalla, "con la duración del tiempo de luz en ese cuadro, que representa el atardecer de Madrid".
"Casi todo el tiempo aparte de pintar miraba y hacía anotaciones: esto tiene que ser más claro, esto más oscuro, más rojo, porque al hundirse el Sol en el horizonte se transformaba muchísimo el color de la ciudad. A veces dudaba entre mirar y hacer anotaciones o ponerme a trabajar, y a veces hacía las dos cosas", desvela.
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