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El Apocalipsis universitario y sus profetas

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Como suele ser habitual, los profetas se equivocan, y el Apocalipsis en el que iban a sucumbir nuestras universidades tendrá que esperar. El Consejo de Ministros ha aprobado la Estrategia Universidad 2015 y su plan para 2009. Es este un mensaje muy claro para los que insisten en adjudicar a este proceso de modernización la imposibilidad de que accedan a la universidad aquellos estudiantes procedentes de los sectores socioeconómicos más desfavorecidos o la desaparición de las Humanidades.

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Nunca nuestro país ha dedicado una cifra similar a las becas para estudiantes universitarios: más de 730 millones de euros dirigidos a que nuestros jóvenes puedan adquirir una formación sobre la que gira la sociedad del conocimiento, base del Estado del Bienestar al que aspiramos.

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He tenido serias dificultades para entender las críticas que reciben los masters, cuando lo que se ha hecho ha sido obligar a que tengan precios razonables y posibilitar el acceso a becas u otras ayudas (también injustamente demonizadas) a los que deseen cursarlos. Lo que para unos significa la exclusión de la Universidad de los estudiantes con dificultades económicas, se contrapone a lo que se pretende: abrirles las puertas a la formación más especializada (fuera de su alcance si pensamos en los famosos MBA) y proporcionar a las universidades un mayor protagonismo en lo que se denomina "aprendizaje a lo largo de la vida".

La innovación, entendida en sus justos términos, involucra a todos los ámbitos del saber

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He intentado, sin éxito, encontrar una referencia explícita a que este proceso trae consigo el arrinconamiento de las Humanidades o las Ciencias Sociales por su escasa rentabilidad tecnológica. El Consejo de Ministros ha sido claro: aparte de la consideración que ya tienen, van a recibir una atención muy especial (financiación incluida) para su fortalecimiento. Pero también se les pide que este esfuerzo sea correspondido con una mayor proyección internacional y una transferencia a la sociedad de sus resultados.

La innovación, entendida en sus justos términos, involucra a todos los ámbitos del saber y no sólo es transferencia de tecnología. No creo que el mensaje del Consejo de Ministros sea una señal del Apocalipsis, sino todo lo contrario: los profetas se han vuelto a equivocar.

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