Este artículo se publicó hace 14 años.
Argentina invoca en Fráncfort sus figuras tutelares y sus muertos
Algunos de los primeros actos de la presentación argentina en la Feria del Libro de Fráncfort han estado dedicados hoy a la invocación de figuras tutelares, como Borges y Cortázar, y de escritores víctimas de la dictadura, como Rodolfo Walsh y Haroldo Conti.
En una cita multitudinaria en la que cada libro y cada autor individual parecen desaparecer entre cientos de miles, no es de extrañar que algunos tiendan a confundir entre los vivos y los muertos.
Así, por ejemplo, las azafatas del pabellón argentino explicaban a todo el que preguntaba que, en la siguiente mesa redonda, iban a hablar Rodolfo Walsh y Haroldo Conti, ante lo que la mayoría se sentaba, o se marchaba, sin sorprenderse demasiado de que hubiese un acto literario con figuras de ultratumba.
Si se miraba de cerca el programa, se veía que quienes iban a hablar naturalmente no eran Conti y Walsh, secuestrados y asesinados por la dictadura militar en 1976 y 1977 respectivamente, sino escritores vivos como Mempo Giardinelli, Oswaldo Bayer y Martín Prieto.
Prieto al final no estuvo, porque tuvo que irse a una mesa redonda sobre Cortázar en otro lugar de la feria, pero los otros dos hicieron un repaso de la obra y las biografías de los dos escritores víctimas de la dictadura, que se han convertido en símbolos de la escritura comprometida.
Si Walsh y Conti representan, para decirlo con palabras de Guillermo Martínez, una parte de la identidad genética de la literatura argentina por su destino personal, otra parte de esa identidad la forman figuras como Borges y Cortázar, ambos puntos culminantes de procesos literarios anteriores a la dictadura.
Guillermo Martínez empezó su intervención en la mesa redonda sobre Julio Cortázar constatando que recientemente la crítica literaria argentina tiende a cuestionar su obra y a discutir cuál es la mínima parte de ella que se salva.
Para casi todos los escritores argentinos, según Martínez, Cortázar fue un autor de iniciación. Pero, cuando se le "revisita", esto se hace con cierta condescendencia y ello puede deberse, según el autor de "Crímenes de Oxford" y de "La muerte lenta de Luciana B." a que el autor de "Rayuela" une en sí dos tradiciones contradictorias que hacen que los críticos no sepan qué hacer con él.
Por una parte, está el Cortázar de los cuentos formalmente perfectos -que sería un Cortázar clásico- y, por otra parte, está el Cortázar innovador de "Rayuela" y otras novelas.
Para Martín Prieto, el "Cortázar del futuro" no está ni en los cuentos perfectos de estructura cerrada ni en sus novelas, sino, ante todo, en relatos más abiertos como "Autopista del sur" o "El perseguidor".
El lugar de "Rayuela" en la literatura argentina, para Prieto, sin embargo, sigue siendo importante, puesto que representa el cierre brillante de "la experimentación vanguardista que había iniciado Macedonio Fernández en los años veinte y que prolongaron Leopoldo Marechal y Roberto Arlt".
Luisa Valenzuela, por su parte, habló de su último encuentro con Cortázar en el que éste le dijo que quería escribir una novela cuyo tema ignoraba pero que sabía que era la novela que siempre había querido escribir y no había podido.
"Había soñado con el manuscrito de esa novela que no estaba escrita en letras sino en figuras geométricas", explicó Valenzuela.
Valenzuela propuso a los escritores argentinos reunidos -además de los que estaban en el podio había otros varios- que cada uno escogiera una figura geométrica para escribir un cuento como homenaje a Cortázar.
"Yo escogería el octaedro, porque es el título de uno de sus libros de cuentos", dijo la escritora.
La militancia política del último Cortázar, en contra de las dictaduras latinoamericas y en defensa de la revolución sandinista, fue abordada marginalmente.
"Julio me decía que, muchas veces, cuando le pedían un cuento, hacía trampa y mandaba un artículo político. A veces exageró en la trampa, como con 'Libro de Manuel', que era un puro manifiesto político", dijo Valenzuela.
La recuperación del pasado siguió también en otros rincones de la feria, como, por ejemplo, en un debate con participación de María Teresa Andruetto, María Negroni, Carlos Gamerro y Elsa Osorio titulado "Recuerdos del pasado reciente".
Rodrigo Zuleta
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