Este artículo se publicó hace 16 años.
Una arquitectura en busca de la felicidad
La Asociación Nacional para la Vivienda del Futuro (ANAVIF) ha reivindicado viviendas que "promuevan la felicidad", adaptadas al hombre y no al contrario y que sean económicas para el bolsillo, aunque ha advertido de que la arquitectura sostenible, que es posible, carece aún de seguidores.
Luis de Garrido, presidente de esta asociación y elegido "arquitecto del año 2008" por la Asociación Internacional de Arquitectura Modular Metálica (ISBA) y el Instituto Americano de Arquitectos, ha explicado a Efe que una casa de nueva construcción de 450.000 euros, en realidad podría valer no más de 150.000 euros, y ha recordado que no existen "promotores sostenibles".
Para este arquitecto, "la arquitectura sostenible tendría que, como mínimo, cumplir cinco grandes puntos".
Así, según ha explicado, el primero de estos objetivos debería ser disminuir al máximo la cantidad de residuos y emisiones generados en la construcción y el ciclo de vida del edificio.
La segunda medida sería la optimización de los recursos naturales o fabricados por el hombre, pues "un edificio no será ecológico, aunque tenga dos placas solares, si es necesario encender la luz en su interior durante el día".
La disminución del consumo energético en la construcción y la vida del edificio, sería el tercer punto, mientras que el cuarto sería el de aumentar el bienestar de los inquilinos.
"Las viviendas inteligentes eran padecidas por sus residentes, porque terminaban teniendo el síndrome del edificio enfermo debido a la mala ventilación: uno se resfriaba y se lo pegaba a todo el inmueble", ha declarado este arquitecto.
Por último, "los edificios resultantes tienen que ser más baratos y su mantenimiento más económico".
En este sentido, ha dicho que las personas no son conscientes de que si se construyeran su propia casa ésta pasaría de costar unos 450.000 euros a no más de 150.000 euros.
"¿Dónde han ido a parar los otros 300.000 euros?" se ha preguntado, para denunciar que "el pastel se lo reparten el promotor, la inmobiliaria y el propietario del terreno; y en este sistema, cualquiera de los tres gana demasiado, mucho más de lo que se merece".
Asimismo, ha denunciado que "el Gobierno tenga las manos atadas al ser cómplice de las subidas del precio de la vivienda".
Para el presidente de ANAVIF, son necesarias viviendas que "promuevan la felicidad", con sencillez tecnológica, iluminación y ventilación naturales y sobriedad arquitectónica.
"Necesitamos edificios bioclimáticos, que se autorregulen térmicamente sin aportes externos de energía, como calefacción o aire acondicionado, manteniendo el termómetro entre los 22 y 26 grados todo el año", ha detallado.
Asimismo, ha aconsejado que "las viviendas tengan solo la tecnología necesaria, pues la domótica es, desde un punto de vista empresarial, una forma de ganar dinero".
Ha reivindicado además el regreso a materiales ecológicos, con una manipulación mínima "como las pinturas vegetales, los aislamientos de lana de oveja, cáñamo o corcho o las ventanas de madera, pero sin usar barniz".
Este arquitecto ha criticado "la trivialidad mediática" de la arquitectura y el Código Técnico de Edificación (CTE), pues "introduce un porcentaje mínimo de las medidas posibles para impulsar la arquitectura sostenible".
"Tenemos que modificar la ciudad, empezando por construir viviendas de otro modo y siguiendo por la rehabilitación de los pisos ya construidos para que la arquitectura se convierta en una caja de resonancia de nuestros pensamientos, deseos y emociones", ha concluido.
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