Este artículo se publicó hace 15 años.
Arte y diálogo contra los crímenes de honor en Pakistán
Figuras ocultas en burqas y perdidas en el horizonte, una niña perseguida por canes y asediada por un hacha y un fusil o velos femeninos sin cuerpo de los que fluyen pensamientos son algunas de las pinturas que desde hoy se exhiben en una exposición contra los crímenes de honor en Islamabad.
Bajo el título "No hay honor en el asesinato. Haciendo visible la verdad enterrada", la Galería Nacional de Arte de la capital paquistaní inauguró una muestra de cuadros y esculturas de 30 artistas nacionales, que persigue poner de relieve una tragedia amparada en la tradición y que en 2008 se cobró la vida de al menos un millar de mujeres.
"El cambio sólo puede venir de la sociedad civil y el arte puede desempeñar un papel importante para iniciar un diálogo en las comunidades", expuso a Efe Niilofur Farrukh, periodista y comisaria de la exposición, que se desplazará en los próximos meses a varias poblaciones de Pakistán.
La idea del proyecto surgió a raíz del episodio en el que cinco mujeres, tres de ellas menores, fueron enterradas vivas el verano pasado en una zona remota de la provincia suroccidental de Baluchistán por pretender desposarse con maridos de su elección.
El suceso suscitó entonces fuertes condenas, algunos arrestos y levantó un gran revuelo mediático debido a la presunta implicación de un alto cargo político, pero el caso aún no ha llegado ante un tribunal.
"Si tenemos que esperar a que el poder político empiece a hacer algo, estamos mal... Las clases dirigentes de este país respaldan la situación actual y no están interesadas en abordar el problema", criticó Farrukh, quien agregó que la Policía tampoco pone demasiado empeño en poner fin a estos crímenes.
Farrukh moderó un debate sobre los crímenes de honor ante unos 200 asistentes, en su gran mayoría mujeres, y presentó un documental sobre otro sonado caso en el país: el de la violación en masa de Mukhtar Mai.
"Mukhtar Mai es un símbolo para todas nosotras", dijo Farrukh sobre la mujer de la región de Punjab (este), hoy una destacada activista, que se atrevió a denunciar la violación a la que fue sometida en 2002 a modo de castigo porque su hermano adolescente había mantenido relaciones sexuales con una chica de un clan más poderoso.
"Las mujeres (en Pakistán) no son seres humanos, no tienen dignidad. Son la propiedad del hombre"; "algunos creen que la manera en la que las mujeres se comportan ofende la idea del Islám", fueron algunos de los argumentos que las ponentes sacaron a colación ante un público muy participativo, nutrido de activistas y defensoras de derechos humanos y, en su mayoría, de clase media.
"Tenemos mucho trabajo por delante, el camino es largo", admitieron, tomando como perspectiva un país en el que el año pasado al menos 1.210 mujeres fueron asesinadas -612 por casos de honor-, 808 sufrieron abusos sexuales, 130 fueron atacadas con ácido y 37 fallecieron por las quemaduras, según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán.
Entre aplausos y acaloradas intervenciones, las asistentes denunciaron el curso en el que se halla inmerso el país, cuyo Gobierno ratificó recientemente un acuerdo de paz con los talibanes del valle de Swat (norte) que supone la aplicación de la ley islámica en unas demarcaciones septentrionales cercanas a Islamabad.
"¿Por qué suceden estas cosas en un mundo tan avanzado y moderno, es que aún estamos buscando nuestra propia identidad?", se preguntaron algunas, al tiempo que explicaron con detalle experiencias cercanas.
La muestra permanecerá en la "liberal" capital paquistaní hasta el próximo 31 de mayo para después viajar a poblaciones con mayores índices de pobreza y analfabetismo, donde el debate sobre los crímenes de honor es más "urgente", según los organizadores.
"Son pasos pequeños, pero son pasos; hay que darlos", sostuvo a Efe una asistente.
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