Este artículo se publicó hace 17 años.
El arzobispo asegura que nunca quiso dañar al cura que lo acusa de humillarle
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, ha asegurado hoy que nunca quiso dañar al sacerdote Francisco Javier Martínez Medina, que lo denunció por injurias, calumnias, acoso moral, lesiones y coacciones y que ha acusado al prelado durante el juicio de "humillarle y vejarle".
Martínez, que se ha convertido en el primer arzobispo español que se sienta en el banquillo de los acusados, ha defendido ante el titular del Juzgado de lo Penal 5 de Granada, Miguel Ángel Torres, su libertad de actuación como responsable de la Diócesis y ha afirmado que se siente "víctima de un acoso mediático".
El prelado ha expresado el "inmenso dolor" que le ha producido "esta especie de confrontación pública" en la que ha derivado la causa pese a que, ha insistido, tiene que defenderse haciendo referencia a una persona cuyo bien desea con toda su alma.
Ha negado "amenazas o presiones" contra el clérigo, cuya destitución como canónigo, su retirada de la Cátedra de la Facultad de Teología y la suspensión de sus cargos ha justificado en una "pérdida de confianza".
Ha sostenido que los obispos son "perfectamente libres en las decisiones que toman en el gobierno de sus diócesis".
Por su parte, el cura querellante, que ha comparecido como testigo, ha señalado que la actuación del arzobispo le ha supuesto "un daño personal, sacerdotal y profesional muy grande" y que se ha visto "humillado" en su "dignidad humana".
Ha considerado asimismo que la imputación de apropiación indebida que le hizo el arzobispo le hundió profesionalmente, sobre todo cuando le acusó de que faltaban cosas que él no tenía, porque, según ha dicho, nunca se llevó nada.
Martínez Medina ha situado el comienzo de los "ataques" del arzobispo desde que tomó posesión del cargo en junio de 2003 tras abandonar el Obispado de Córdoba, donde mantuvo un enfrentamiento público con el entonces canónigo y presidente de CajaSur, Miguel Castillejo.
Según ha testificado hoy, el arzobispo le advirtió verbalmente de que no quería que "su clero" se relacionase con instituciones que "hacían negocios con la Iglesia", en alusión a la caja de ahorros cordobesa, y después le comunicó por escrito que su vinculación con CajaSur le "impedía su labor pastoral".
Tras estas comparecencias han declarado ante el tribunal ocho testigos, un ex director adjunto de la Obra Social de CajaSur, varios autores de un libro que coordinó Martínez Medina y cuya publicación fue supuestamente suspendida por el arzobispo, un ex presidente y la archivera de Diputación, el presidente de la Asociación Granada Histórica y un ecónomo.
Durante la primera sesión de la vista, que ha quedado suspendida hasta el próximo miércoles 21 -cuando declararán una decena de testigos y se expondrán las conclusiones de las partes-, el juez Miguel Ángel Torres, quien instruyó la operación Malaya, ha tenido que llamar la atención varias veces al arzobispo, a quien ha pedido que no sea "tan brusco" en sus respuestas.
La Fiscalía pide la absolución del arzobispo, al considerar que no ha quedado acreditado que el prelado actuara con el ánimo de atentar contra el honor del querellante.
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