Este artículo se publicó hace 17 años.
La Asamblea General de la ONU pide el levantamiento del embargo de EE.UU. a Cuba
La Asamblea General de la ONU aprobó hoy por una abrumadora mayoría una resolución que pide el fin del embargo económico y comercial declarado hace casi medio siglo por Estados Unidos contra Cuba.
El documento logró un apoyo casi unánime de los 192 países que integran la ONU, después de que votaran en su favor 184 países, cuatro en contra (Estados Unidos, Israel, Palau e Islas Marshall) y solo se registrara la abstención de Micronesia.
Esta es la decimosexta vez consecutiva que Cuba presenta ante la Asamblea General una resolución que crítica los efectos negativos de las medidas unilaterales de Estados Unidos y solicita su derogación.
La resolución presentada al pleno por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, recibió un respaldo similar al del año anterior, al que se sumó Costa de Marfil después de decidir no votar en 2006.
La renovación de la oposición de la comunidad internacional al embargo estadounidense a la isla caribeña se produce en un momento en que se recrudece su enfrentamiento verbal con Washington.
El presidente de EE.UU., George W. Bush, declaró el 24 de octubre que mantendría el embargo "hasta que cambie la dictadura" y llamó a evitar "el cambio de un dictador por otro" el día que fallezca el líder cubano Fidel Castro.
En su intervención ante la Asamblea General, Pérez Roque aseguró que "el bloqueo es hoy el principal obstáculo al desarrollo y el bienestar de los cubanos, y una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos de nuestro pueblo".
Según el canciller, "cálculos conservadores" estiman que las sanciones impuestas en 1962 le han costado ya 222.000 millones en dólares actuales a la economía cubana.
"Cualquiera puede comprender el nivel de desarrollo económico y social que Cuba habría alcanzado si no hubiera estado sometida a esta guerra económica implacable y obsesiva", apuntó.
Durante el último año EE.UU. "ha adoptado nuevas medidas, rayanas en la locura y el fanatismo, que endurecen todavía más las sanciones y la persecución extraterritorial de nuestras relaciones con los países que ustedes representan", aseguró a las delegaciones.
A continuación, citó "ejemplos" de los efectos del embargo en los intercambios culturales, las relaciones económicas con terceros países y la adquisición de productos médicos, entre las que señaló la imposibilidad de comprar marcapasos infantiles de la empresa estadounidense Saint-Jude.
Pérez Roque nombró casos de compañías de 30 países que han tenido que abandonar sus intercambios comerciales con La Habana por ser adquiridas por firmas de EE.UU., porque emplean componentes estadounidenses o por la amenaza de que se les aplicaran multas a sus subsidiarias en ese país.
Además, aprovechó para reiterar su "solidaridad" con los cineastas estadounidenses Oliver Stone y Michael Moore, por la multa que recibió el primero y la investigación a que está sujeto el segundo por filmar en la isla sin permiso de Washington.
"La aplicación extraterritorial de las leyes norteamericanas, en menosprecio de los legítimos intereses de terceros países de invertir y desarrollar relaciones económicas y comerciales normales con Cuba, es un tema que concierne a todos los Estados aquí reunidos", agregó el jefe de la diplomacia cubana.
En respuesta, el representante de EE.UU. en el pleno, Ronald Godard, argumentó que el embargo a Cuba era un asunto bilateral que no tenía cabida en un foro multilateral como la Asamblea General y subrayó que la isla puede comerciar con el resto de economías del mundo.
En su lugar, instó a los Estados miembros de la ONU a pronunciarse sobre "la falta de libertad política y económica" a que están sujetos los habitantes de la isla.
"El sufrimiento de los cubanos no deriva de EE.UU., más bien del embargo interno a los que los somete el Gobierno cubano", valoró.
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