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Tres ministros del Gobierno somalí y otras 15 personas han muerto este jueves en un atentado en un hotel de la capital, Mogadiscio. La explosión se produjo en el Hotel Shamo cuando se entregaban sus diplomas a un grupo de 43 estudiantes de la Universidad Banadir en la ceremonia de graduación.

Fuentes gubernamentales han confirmado la muerte del ministro de Sanidad, Qamar Aden Ali; el de Educación, Ahmed Abdulahi Waayeel; y el de Educación Universitaria, Ibrahim. El ministro de Deportes, Saleban Olad Roble, resultó herido.

La cadena de televisión de Dubai Al Arabiya , ha confirmado también la muerte de uno de sus cámaras.

La situación en Somalia es extremadamente delicada por el constante asedio de los grupos islamistas. Desde 1991, el país vive con un Gobierno provisional (Gobierno Federal de Trasición) encabezado por Sheikh Sharif Sheikh Ahmed y apoyado por la ONU, EEUU y la Unión Africana.

Hace 18 años, el dictador Siad Barre fue derrocado por señores de la guerra y milicias de grupos tribales, que combaten desde entonces entre ellas y con los radicales islámicos por el control territorial del país.

Pero los esfuerzos por llevar la estabilidad al país han sido en vano ya que, en la práctica, el Gobierno no ha sido capaz de controlar más que pequeños puntos aislados de todo el territorio.

La brigada Al Shabaab, considerada por la Casa Blanca como el nexo de Al Qaeda en el Cuerno de África, se ha convertido en el azote principal de las fuerzas de la Unión Africana desplazadas allí y de los observadores de paz. Aunque nadie haya reivindicado el atentado todavía, todo el mundo ha vertido la responsabilidad  en dicho grupo armado.

Por si fuera poco, la capital lleva varias semanas inmersa en el caos. La Policía ha tomado las calles por los rumores que indican que Ahmed tiene previsto cesar al jefe de los agentes.