Este artículo se publicó hace 15 años.
El asesino de Fort Hood asistió a una mezquita del 11-S
El FBI investiga si es una coincidencia o responde a una conexión extremista
Con mucha cautela, las autoridades encargadas de investigar el tiroteo ocurrido el jueves en la base tejana de Fort Hood, que dejó 13 muertos y una veintena de heridos, han trazado un posible conexión extremista con el autor del suceso, el psicólogo militar Nidal Malik Hasan, que en principio se pensaba que había actuado solo.
La tragedia se sigue considerando como el acto aislado de un desequilibrado. Pero el FBI ha descubierto que Hasan celebró el funeral de su madre en una mezquita de Falls Church, en Virginia, el centro islámico Dar al Hijrah, en mayo de 2001. Entonces la dirigía un imán, Anwar Aulaqi, que después fue vinculado a tres de los autores de los atentados del 11-S, Nawaf al-Hazmi, Khalid al-Mihdhary Hani Hanjour.
Sin lazos directos con el imánIncreíble coincidencia o posible aunque improbable trama, es lo que las autoridades deben ahora elucidar. La mezquita de Falls Church, donde cada semana acuden miles de fieles entre ellos la familia de Hasan cuando vivía por la zona es una de las más grandes de la costa este.
Uno de los responsables del centro, Johari Abdul-Malik aseguró que una cosa era asistir a los rezos y otra ser un extremista. Por ahora no ha sido posible establecer un contacto directo entre Hasan y el imán.
Anwar Aulaqui fue interrogado en su momento por el FBI por sus presuntas conexiones con Al Qaeda, pero no fue detenido. Dejó Estados Unidos un año más tarde, en 2002.
El jefe del Estado Mayor del Ejército, el general George Casey, pidió que no se alcanzaran conclusiones precipitadas que pudieran perjudicar a los soldados musulmanes. "Me preocupan las especulaciones", dijo Casey. Y proclamó: "La diversidad es lo que nos da fuerza".
Hasan, herido en el tiroteo, despertó ayer tras pasar varios días inconsciente en un hospital en San Antonio, lejos de la base, y empezó a contestar a las preguntas de los investigadores. Dieciséis víctimas del tiroteo siguen hospitalizadas, siete de ellas en estado grave.
El presidente Barack Obama tiene previsto asistir mañana al funeral que se celebrará en memoria de las víctimas, un día antes de iniciar su gira por Asia, con una primera etapa en Japón.
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