Este artículo se publicó hace 15 años.
Dos ataques en el noroeste de Pakistán causan 16 muertos
Por Faris Ali
Dos explosiones de coches bomba provocaron el sábado al menos 16 muertos en el noroeste de Pakistán, evidencia de que los milicianos aún tienen poder para atacar pese a la muerte de un importante líder talibán el mes pasado.
Un suicida en un coche bomba lanzó una granada de mano a una multitud en la principal ciudad del noroeste del país, Peshawar, antes de detonar los 100 kilos de explosivos que llevaba en su vehículo.
"Diez personas murieron y 71 resultaron heridas, cinco de ellas de gravedad", dijo a Reuters Sahibzada Anis, alto cargo del gobierno local.
El asalto ocurrió en el aparcamiento de un edificio comercial, en las cercanías de un hospital militar.
Imágenes de televisión mostraron partes de vehículos y escombros de edificios cercanos tirados sobre la carretera. Un anciano que llevaba una camiseta manchada de sangre parecía estar ayudando a una mujer a salir del lugar de la explosión.
"Fue terrible. Mis niños están muy asustados. Todas las ventanas de mi casa se rompieron. Fue muy aterrador", afirmó a Reuters por teléfono Beenish Asad, un ama de casa residente del sector.
La policía informó que había detenido a dos sospechosos en la escena.
ATAQUE A EDIFICIO POLICIAL
El asalto en Peshawar se produjo horas después de que un atacante embistiera una comisaría de policía con un camión cargado de explosivos en las afueras del pueblo de Bannu, en la Provincia de la Frontera Noroeste, destruyendo el edificio y varias casas cercanas.
Seis personas perecieron en la explosión y otras 30, la mayoría de ellas policías, resultaron heridas.
Bannu es la puerta de ingreso a Waziristán del Norte, una región tribal sobre la frontera con Afganistán vista como un importante bastión para milicianos talibanes y de Al Qaeda.
Qari Hussain, un comandante talibán que entrena a atacantes suicidas, llamó a Reuters por teléfono para atribuirse la responsabilidad del ataque en Bannu.
"El Gobierno estaba tomando una ventaja no merecida por nuestro silencio. Realizaremos más ataques similares y estos serán mucho más poderosos", afirmó Hussain.
Los ataques de milicianos han disminuido después de la muerte del jefe talibán de Pakistán y aliado de Al Qaeda, Baitullah Mehsud, durante un ataque de un avión no tripulado de Estados Unidos en agosto.
Las fuerzas paquistaníes también han logrando importantes avances contra los milicianos después del lanzamiento a finales de abril de una ofensiva en el Valle de Swat, al noroeste del país, que ayudó a calmar los temores internacionales sobre la estabilidad del país, después de que los milicianos se acercaron a la capital, Islamabad.
Sin embargo, altos cargos del Gobierno y agentes de seguridad afirman que los insurgentes leales a Al Qaeda aún representan una amenaza seria.
Mian Iftikhar Hussein, ministro de Información de la provincia, dijo que los asaltos fueron en represalia por la ofensiva del Gobierno contra los milicianos en Swat.
"No le tenemos miedo a esta gente y tenemos que extender nuestras operaciones a los lugares en que los terroristas estén operando", declaró a periodistas.
El presidente Asif Ali Zardari, quien se encontraba en Nueva York tras asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas de esta semana, condenó los asaltos y dijo que el "terrorismo y el extremismo serán expulsados del país a la fuerza".
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