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"La atención mediática ha hecho mucho daño a Vic"

La población barcelonesa clama por recuperar la convivencia normal y teme que su imagen quede dañada

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Uno de cada cuatro vicenses es inmigrante. Las tres nacionalidades mayoritarias son la marroquí (9,53% de la población), la ghanesa (2,81%) y la ecuatoriana (2,12%). La primera ola importante de inmigración llegó hace unos 10 años, atraída por la industria cárnica, el principal motor económico de la comarca. Hasta ahora, no se conocía a esta localidad por sufrir dificultades de convivencia; pero en sólo una semana ha pasado de ser más famosa por su presunta xenofobia que por su popular fuet.

Todos saben que es inevitable, que en algún momento Vic (Barcelona) dejará de aparecer en los titulares y en los telediarios y, sin embargo, la espera se está haciendo insoportable. Desde que el ayuntamiento anunció su intención de no empadronar a los sin papeles, la capital de la comarca de Osona se siente interrogada bajo la luz de los focos. 'Este boom en los medios de comunicación ha hecho mucho daño a la sociedad de Vic: a inmigrantes y a autóctonos', afirmaba ayer el profesor de la Facultat dEducació de la Universitat de Vic, Youcef Allaoui.

La inmigración llegó al municipio atraída por la industria cárnica

Varias pintadas racistas aparecieron el pasado fin de semana en un recinto donde un grupo de extranjeros celebraba una fiesta. Algunos opinan que la polémica lanzada por el consistorio ha abierto brechas sociales que antes no existían.

Francesc Poch, de UGT, explica que durante los primeros años el sector 'era el far west' y empleaba con total normalidad a trabajadores sin papeles. Sin embargo, tras varias denuncias interpuestas por los sindicatos, se regularizó. Aunque todavía, dice, 'tiene una cuenta pendiente con las condiciones laborales'. Las jornadas en los mataderos y fábricas de elaboración de embutidos acostumbran a ser largas y especialmente duras. No en vano, 'el 100% de los trabajadores son inmigrantes', afirma.

La polémica ha provocado nuevas adhesiones al alcalde, de CiU

'No hay problemas en el trabajo ni en el espacio público. Si los hay, es en las escaleras de vecinos', dice Poch, que también explica que aunque 'el modelo Vic es cojonudo', los conflictos propios de la convivencia y una clase política poco eficaz han generado 'desencanto' entre ciertos sectores de la población.

Y aquí es donde entra en escena Josep Anglada, líder de la xenófoba Plataforma per Catalunya (PxC), la segunda fuerza más votada de la ciudad. 'Anglada es un síntoma, ha sabido aprovechar muy bien ese malestar'. Lo mismo piensa Allaoui, aunque añade que saber que 'cuatro de cada diez vicenses' votan a Anglada 'duele, sabe mal'.

Las próximas elecciones municipales preocupan a Mohamadi Bouziane, que lleva más de 20 años en Vic y cuyos hijos se han criado como 'unos catalanes más'. 'Casi el 30% de la población de Vic es inmigrante, es una injusticia que no tengan un representante en el ayuntamiento', afirma.

Más allá de los intereses de unos colectivos y de otros, si en algo están de acuerdo muchos vecinos es en que la atención política y mediática que ha generado en los últimos días la capital de la comarca ha proporcionado al alcalde, Josep Maria Vila dAbadal (CiU), nuevas adhesiones. 'El localismo vicense se ha sentido atacado', argumenta Poch.

Quizá por eso, el equipo de gobierno (CiU, PSC y ERC) aún se siente fuerte para mantener, al menos unos días más, el pulso con el Gobierno y la Generalitat. En este sentido, el conseller de Política Territorial i Obres Públiques, Joaquim Nadal, recordó ayer al consistorio que la Taula de Ciutadania i Immigració, un ente consultivo de la Generalitat, donde también están presentes las entidades municipalistas, emitió un texto en el que 'se remarca que cada ayuntamiento tiene la obligación de censar a todas las personas que viven en el municipio'.

El presidente de la patronal Pimec, Josep González, se manifestó ayer en un sentido totalmente contrario al expresado por el Govern, al vincular inseguridad ciudadana e inmigración. 'Ha venido gente de países que seguramente no tienen la ética que tenemos aquí, y ha hecho que el nivel de inseguridad haya subido'.

Los vecinos de Vic sólo desean recuperar la normalidad. Mientras, la atención se desplaza a otros lugares donde la inmigración es noticia, como Torrejón de Ardoz (Madrid) o Tardajos (Burgos), donde el partido ultraderechista Democracia Nacional anunció ayer que presentará una moción similar a la de Vic.

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