Este artículo se publicó hace 15 años.
El Atlético debe poner sus miras más alto que en Abel
La decisión del Atlético de Madrid de nombrar entrenador al hijo pródigo Abel Resino en sustitución del mexicano de temperamento tranquilo Javier Aguirre posiblemente ayude a calmar a los disgustados aficionados y a los desestabilizados jugadores a corto plazo.
Pero si el club quiere cumplir sus aspiraciones de éxito europeo seguramente necesitaría a un hombre con más experiencia que el ex portero del Atlético, de 49 años, que no ha entrenado a ningún club de renombre.
Los dos años y medio de Aguirre al menos trajeron una cierta estabilidad, tras el desfile de técnicos desde que ganaron su último título de Liga en 1995-6 con Radomir Antic.
El mexicano fue despido tras no lograr ganar un partido este año, lo que hizo descender al equipo al séptimo puesto en la clasificación, a cinco puntos de los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones, y forzó a actuar al presidente Enrique Cerezo.
"Seguro que este paso será beneficioso para el equipo", dijo Aguirre el martes, en una rueda de prensa de despedida en el estadio Calderón.
"Estoy seguro que al final de temporada el equipo cumplirá su objetivo, que es estar en puestos de Champions. Tenemos equipo para lograrlo y lo conseguiremos", declaró.
Abel, portero del Atlético desde mediados de los 80 a mediados de los 90, necesita avanzar rápido si quiere cambiar el rumbo antes del partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones ante el Oporto el 24 de febrero.
Pero hay poco en su currículum que sugiera que tiene credenciales para dirigir un destacado club europeo. Su única experiencia como entrenador al máximo nivel fue el Levante, el club valenciano cuya dirección asumió en enero de 2007 evitando el descenso.
Fue destituido en octubre de 2007 después de que el equipo cayera a los últimos lugares de la tabla, sumando un sólo punto en siete partidos, aunque al final bajó a Segunda División.
Después ha obtenido resultados razonablemente buenos en el Castellón, de Segunda División, que actualmente es sexto en la clasificación, a seis punto del líder, el Xerez.
DEVOLVER LA CONFIANZA
En una rueda de prensa en el Calderón el martes por la tarde, Abel dijo que estaba lleno de ganas y energía y se puso como objetivo clasificarse para la siguiente ronda de la Liga de Campeones.
"Vengo con ganas y mucha fuerza, con el fin de sacar el máximo rendimiento a esta plantilla", aseguró.
"Cuando un equipo sufre un bajón, llega una pérdida de confianza y los resultados no llegan. Intentaré que el equipo vuelva a creer en sí mismo y recupere la confianza. Cuando vuelva a la senda de los triunfos se sentirá reforzado", agregó.
Un componente defectuoso en el motor del Atlético que Abel puede saber cómo abordar son los fallos en defensa: él aún tiene el récord de la Liga de imbatibilidad: 1.275 minutos en la temporada 1990-91.
El Atlético ha encajado 33 goles en 21 partidos de Liga, más del doble que otros muchos, como el líder, el Barcelona, pese a tener defensas internacionales como el holandés John Heitinga o el checo Tomas Ujfalusi.
El nuevo entrenador también afrontará la espinosa tarea de mantener felices a las estrellas del club, como Sergio Agüero, y lidiar con algunos egos en el vestuario como el defensa portugués Maniche.
Agüero, que forma una formidable línea atacante junto al uruguayo Diego Forlán, el argentino Maxi Rodríguez y el portugués Simao Sabrosa, supuestamente estaba descontento con que Aguirre le dejara fuera del once titular en partidos clave.
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