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Aumenta el número de mujeres de más de 30 años que buscan ayuda por anorexia

EFE

Los hospitales que, como el de Valdecilla, cuentan con unidades de atención a los trastornos de las conductas alimentarias tienen cada vez con más frecuencia entre sus pacientes a mujeres que pasan de los treinta y que en muchos casos presentan otras patologías asociadas.

Según la presidenta de Adaner Cantabria, Carmen Granda, este tipo de casos ya se producían antes, e incluso la asociación ha atendido hace tiempo a mujeres de hasta 57 años.

"No es nuevo, lo nuevo es que ahora acuden a tratamiento", ha puntualizado durante la presentación de la X Jornadas de Atención a los Trastornos Alimentarios, que se celebrarán los días 3 y 4 de octubre en el Palacio de la Magdalena de Santander con el papel de las familias como tema central.

La presidenta de Adaner y el coordinador de la unidad de atención a los trastornos de las conductas alimentarias de Valdecilla, el psiquiatra Andrés Gómez del Barrio, han coincidido hoy en la necesidad de más recursos para atender a estas mujeres, que presentan problemas distintos a los de las pacientes adolescentes.

Así, Gómez del Barrio ha explicado que con frecuencia tienen problemas de adicciones, trastornos depresivos o de ansiedad, un importante deterioro físico y una situación de desarraigo que hace que el abordaje sea mucho más complejo. En ocasiones estas mujeres se habían sometido ya a tratamiento, cuando sufrieron un primer episodio, en la adolescencia pero lo abandonaron.

Ambos han reclamado la creación en Cantabria de pisos tutelados, donde los pacientes que ya están en la última fase de su tratamiento puedan prepararse para empezar de nuevo. En algunos casos por esa situación de desarraigo y en otros porque necesitan romper los lazos de dependencia con sus familias.

La unidad de Valdecilla lleva tres años funcionando y, según su responsable, todavía necesita "algunos ajustes". Cuenta con cuatro camas para ingresos hospitalarios y con catorce plazas en su hospital de día.

Existe una lista de espera para los ingresos hospitalarios, como en todos los servicios porque, según Gómez del Barrio, "las camas siempre son pocas para cualquier patología".

En esta unidad se presta también ayuda a las familias, cuyo papel es fundamental. Allí se les conciencia sobre el problema, se busca que recuperen la confianza y se les enseñan técnicas para tratar de disminuir su carga, un trabajo que se hace tanto de forma individual como en grupo.

"La contribución de la familia es muy valiosa, tanto para la prevención como para una detección precoz y una posterior ayuda durante el tratamiento", ha subrayado Carmen Granda.

Las familias acuden a la asociación a pedir orientación y ayuda cuando detectan síntomas como el adelgazamiento acusado, el rechazo de algún tipo de alimento o los cambios de estado de ánimo. Y lo hacen en una situación de angustia en la que, según Granda, el apoyo de otros familiares afectados, que ya tienen experiencia, es muy importante y hasta determinante a la hora de decidir el inicio de un tratamiento de manera inmediata.

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