Aumentan las lluvias y las ráfagas conforme el huracán "Ike" se acerca a las costas de Texas
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Los vientos y las lluvias se intensificaron hoy sobre toda la costa del estado de Texas a pocas horas de la llegada del huracán "Ike", que amenaza causar una situación catastrófica en la región.
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La tormenta ya ha provocado inundaciones y olas de más de siete metros y obligado a la evacuación de más de 1,2 millones de personas del litoral.
Sin embargo, algunos residentes desobedecieron la orden y decidieron capear el temporal en sus casas pese a las advertencias de que las consecuencias podrían ser fatales.
Ante la situación, las autoridades de Houston (Texas) decretaron el toque de queda en algunos de los sectores más amenazados y advirtieron de quienes lo violen y salgan a las calles entre esas horas serán severamente castigados.
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La prohibición regirá entre las 19.00 de hoy y las 06.00 de mañana sábado hora local (entre las 0.00 y las 11.00 GMT del sábado).
Una medida similar, que se extenderá entre las 20.00 hora local (01.00 GMT del sábado) y el amanecer, había sido implantada poco antes en la isla de Galveston, que podría ser la más azotada por la tormenta
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Por otra parte, las autoridades pidieron que quienes se hayan quedado en sus hogares, especialmente en Galveston, busquen lugares seguros en sus casas y no salgan hasta que el ciclón haya pasado.
"La isla ya está muy inundada y el sector oeste está recibiendo duras embestidas", dijo a la cadena de televisión CNN el administrador de la ciudad, Steve LeBlanc.
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El funcionario añadió que alrededor de un 40 por ciento de los 57.000 habitantes de Galveston decidió no acatar la orden de evacuación.
"Es una desgracia que se hayan ignorado las advertencias", manifestó.
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Poco antes, el Servicio Meteorológico Nacional había advertido de que quien no cumpliera la orden de evacuación obligatoria tenía que resignarse a sufrir un peligro mortal.
La isla de Galveston fue el escenario en 1900 del peor desastre natural de la historia de Estados Unidos.
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Las olas causadas por un huracán el 8 de septiembre de ese año se cobraron de 6.000 a 8.000 vidas en la ciudad y 4.000 en los alrededores.
El Secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, afirmó que el huracán podría provocar una catástrofe parecida y que se calcula que unos 100.000 hogares podrían quedar inundados.
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La mayor fuerza del huracán se hará sentir sobre una amplia zona del estado, en la que viven alrededor de 3,5 millones de personas, señalaron las autoridades.
El Centro Nacional de Huracanes (CNH) informó en su boletín de las 01.00 GMT que "Ike" estaba muy cerca de convertirse en huracán de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson (de un máximo de 5) al aumentar sus vientos hasta los 175 kilómetros por hora.
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El meteoro se movía en dirección oeste a 20 kilómetros por hora y su ojo tocará tierra a última hora de la noche o en la madrugada del sábado en las cercanías del puerto de Galveston, para luego avanzar por tierra como huracán de categoría uno hacia la metrópoli de Houston, con una población de 5,6 millones de habitantes.
Aun antes de llegar al territorio estadounidense, "Ike" se cobró hoy la primera víctima, un niño de 10 años que murió al caerle encima una rama de un árbol que sus padres cortaban en preparación para la tormenta, en el condado de Montgomery.
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Entre tanto, la Guardia Costera no logró rescatar a los 22 marineros de un barco mercante chipriota que se encuentra averiado en medio de la tormenta, a unos 140 kilómetros al sureste de Galveston.
La Guardia Costera y el Ejercito confirmaron que habían interrumpido una nueva misión para intentar salvar a los marineros, que se encuentran en el barco mercante a merced de las olas.
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Las compañías petroquímicas y petroleras que operan en el Golfo de México y en el área de la bahía de Galveston cancelaron todas las operaciones, lo mismo que el Puerto de Houston.
Se calcula que el 20 por ciento de la producción de crudo doméstico, el 14 por ciento del gas natural y el 70 por ciento de la producción petroquímica han quedado suspendidos a la espera de la llegada de "Ike".