Este artículo se publicó hace 16 años.
La ayuda llega a Indonesia tras el seísmo que causó mil muertos
La ayuda para los miles de supervivientes del terremoto de Indonesia empezó a fluir el viernes y los equipos internacionales de rescate comenzaron a trabajar, pero sus esfuerzos se vieron afectados por cortes de suministro eléctrico y la falta de maquinaria pesada.
Naciones Unidas señaló que 1.100 personas murieron en Padang y alrededores. Esta ciudad portuaria de 900.000 habitantes se encuentra sobre una de las fallas sísmicas más activas del mundo, junto al "anillo de fuego" del Pacífico. Se teme que miles de personas continúen atrapadas.
Los agotados trabajadores buscaban entre los escombros de escuelas y otros edificios, en ocasiones hallando supervivientes pero recuperando sobre todo cadáveres. Conforme caía la noche se colocaban focos sobre los edificios derruidos para que los trabajos pudieran continuar durante la noche.
"Hasta ahora las víctimas han recibido ayuda, pero necesitamos intensificarla", explicó la jefa de Cruz Roja en Indonesia, Marie Muhamad. "Todavía hay demasiadas carreteras cortadas por los desprendimientos".
El presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, ha visitado la zona del desastre y afirmado que no tardarán en ofrecerse siete millones de euros en fondos de ayuda.
Los gobiernos de Taiwán y Filipinas han sufrido fuertes críticas en las últimas semanas por lo que se percibe como una respuesta lenta a los desastres, pero el analista político con sede en Jakarta Kevin O'Rourke señaló que es improbable que Yudhoyono sufra un revés similar.
"Yudhoyono es el tipo de político que tiende a transmitir el tipo de imagen que la gente, creo yo, busca cuando ocurren desastres", indicó el experto sobre el ex general con don de gentes.
Una enorme excavadora donada por una empresa de cementos buscaba en Padang entre pilas de escombros y hierros retorcidos, las ruinas de una academia de tres pisos. Decenas de estudiantes asistían a lecciones extraescolares cuando se produjo el terremoto el miércoles por la tarde.
"Hemos sacado a 38 niños desde el seísmo. Algunos de ellos, el primer día, aún estaban vivos, pero los últimos estaban todos muertos", dijo el jefe del equipo de rescate, Suria, que como muchos indonesios sólo utiliza un nombre.
El jefe de ayuda humanitaria de la ONU, John Holmes, dijo en una rueda de prensa en la sede de Naciones Unidas en Nueva York que unas 1.100 personas murieron en el temblor de magnitud 7,6. Se teme que otros miles sigan atrapados bajo casa, hospitales, hoteles y escuelas dañadas, agregó.
AÚN VIVOS
El viernes, los equipos de rescate sacaron vivo a un estudiante de 21 años llamado Sari de los restos de una escuela de idiomas, ante el aplauso de la multitud que se había reunido para mirar. La familia de otra mujer que estaba cerca de Sari, atrapada bajo el cemento, esperaba ansiosa a su liberación.
"Espero que pueda salir hoy. Entré en el túnel y pude oír su voz. Pude ver su mano", dijo su marido.
El ministro de Sanidad señaló que la destrucción no parecía ser tan extensa como se temía en un principio, aunque apuntó que el número de muertos aún podría subir hasta unos pocos miles.
El banco central ha anunciado que está listo para inyectar capital en los bancos afectados por el terremoto, y que los prestamistas podrán recibir préstamos reestructurados que les ayuden a lidiar con la crisis.
Padang, la capital de la provincia de Sumatra Occidental, ha tenido problemas de suministro de agua y combustible.
"No hay electricidad, no hay agua corriente", afirmó Enda Balina, empleada de comunicaciones de emergencia de la agencia humanitaria World Vision, desde el centro de la ciudad.
La condiciones en Pariaman, una pequeña ciudad cercana al epicentro del terremoto, podría ser peor, ya que se ha informado del derrumbe de miles de casas. Se desconoce la situación en las zonas remotas de las montañas.
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