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Bachelet teme más muertos en Chile por el seísmo y los tsunamis

Reuters

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, reconoció el miércoles con lágrimas en los ojos que la cifra de más de 800 muertos del devastador seísmo seguirá creciendo, mientras la Armada admitió que no advirtió a tiempo de los tsunamis que barrieron las costas de Chile.

Cuatro días después de uno de los seísmos más poderosos de la historia, helicópteros, lanchas y equipos de rescate continuaban buscando sobrevivientes. El Gobierno confirmó 802 muertos, pero la cifra podría dispararse a medida que se confirme el paradero de cientos de desaparecidos.

"Tengo la impresión de que va a haber más muertos", dijo Bachelet con la voz entrecortada en una entrevista radiofónica.

La Armada dio un paso al frente y reconoció que no advirtió claramente sobre el devastador tsunami que azotó a la costa del centro y sur del país, tras el terremoto de magnitud 8,8 que sacudió al centro y sur del país y que borró pueblos enteros del mapa.

"Hubo titubeo por parte nuestra", dijo el comandante en jefe de la Armada, almirante Edmundo González, al canal TVN.

Según un documento obtenido por el diario El Mercurio, la Armada creyó que el epicentro era en tierra y por lo tanto no había riesgos de tsunami.

Luego, al constatarse que era en realidad un maremoto, la Armada declaró un alerta que, sin embargo, levantó apresuradamente cuando aún olas gigantes se dirigían hacia la costa.

El 'mea culpa' de la Armada parece haber llegado tarde, ya que buena parte de las víctimas fueron tragadas por las olas de hasta 15 metros.

"La población murió por falta de información", dijo Valder Vera, poblador de Dichato, un aldea de pescadores que fue arrasada por el mar.

Bachelet, que finaliza su mandato la próxima semana, dijo que no era hora de una caza de brujas, sino de que los chilenos se unan para sacar al país adelante.

Pese a que las autoridades dijeron que lo peor ya pasó, el miércoles todavía habían cientos de personas que se negaban a bajar de los cerros donde corrieron a buscar refugio por temor a nuevos tsunamis.

Una fuerte réplica de magnitud 6,2 sacudió el miércoles la sureña ciudad de Concepción desatando escenas de pánico, aunque las autoridades descartaron una alerta de tsunami.

ABASTECIMIENTO ASEGURADO

El Gobierno intentó calmar el miércoles a la población y aseguró que no hay desabastecimiento, ya que hay suficientes alimentos y combustible.

El coste de la catástrofe es aún incierto, aunque algunos especialistas han calculado los daños en al menos unos 30.000 millones de dólares.

La Bolsa de Valores de Santiago caía el miércoles más de un 1 por ciento, arrastrada por empresas que operan en las zonas afectadas por el seísmo y los tsunamis.

Chile, una de las economías más estables de América Latina, fue golpeada por el seísmo cuando trataba de recuperarse de una recesión causada por la crisis financiera global.

La industria del cobre, del que Chile es el mayor productor mundial, retomó la producción en todas sus minas después de interrupciones de electricidad por el seísmo.

El ministro de Hacienda del próximo Gobierno, Felipe Larraín, dijo el miércoles a Reuters que no podía comentar si las opciones para ayudar a la recuperación incluirían emisión de bonos o usar recursos del cobre.

Pero el caos el miércoles en el dañado aeropuerto de Santiago, donde cientos de turistas anclados intentaban abandonar el país, daba una idea de cuánto afectó el seísmo al funcionamiento del país.

En Concepción, la segunda ciudad de Chile y duramente golpeada por el terremoto, policías y soldados lograron después de dos días contener los saqueos y la violencia.

"Estamos más tranquilos hoy, porque vemos a los militares y también hemos visto pasar algunos camiones con alimentos para un supermercado. Parece que ya pasó lo peor", dijo Patricia Recabarren, un ama de casa de 44 años.

A unos kilómetros de allí, en la aldea de pescadores de Dichato, el insoportable olor a muerte obligaba a la gente a cubrirse la nariz con mascarillas y pañuelos. En la playa, la arena estaba llena de peces muertos y escombros y en el mar había botes semi hundidos.

SIGUE BUSQUEDA SOBREVIVIENTES

Cuatro días después del seísmo, equipos de socorristas con perros reforzaron la búsqueda en Concepción y otras localidades, intentando localizar sobrevivientes atrapados bajo los escombros.

Constitución, la ciudad hasta ahora más azotada por tres tsunamis con olas de 10 metros, concentra casi la mitad de la cifra oficial de fallecidos. Algunos informes indican que allí los desaparecidos llegarían hasta 500, lo que podría disparar el total de muertos.

Bachelet ha reconocido que los esfuerzos de rescate han sido lentos, en parte debido a las rutas cortadas, puentes caídos e interrupciones de energía.

En Concepción, cientos de personas hacían fila en las calles para recibir comida enviada por el Gobierno. La idea de que el Gobierno estaba llegando finalmente al rescate fue reforzada por la recuperación de parte del suministro eléctrico en zonas de la ciudad.

Las autoridades han sido criticadas por la lentitud de su respuesta y por calcular mal los daños que heredará el presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, que asumirá el cargo el 11 de marzo.

Piñera hizo campaña ofreciendo aumentar el crecimiento económico a un promedio de un 6 por ciento anual y crear millones de nuevos empleos. Tras el seísmo, analistas dijeron que deberá adaptar su programa de gobierno.

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