Este artículo se publicó hace 15 años.
Ban Ki-moon alerta de que el "impacto real" de la crisis puede prolongarse por años
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, alertó hoy de que el "impacto real" de la crisis económica puede prolongarse por años y subrayó que los indicios de estabilidad financiera que se perfilan en algunos países son "solo señales".
"Sí, se ve estabilización financiera y crecimiento en algunos países. Pero déjenme decirlo alto y claro: Son solo señales", afirmó Ban en la apertura de la cumbre que desde hoy y hasta el viernes, la Asamblea General de la ONU dedicara a buscar soluciones a la crisis económica global y a mitigar su impacto entre los más pobres.
Ban subrayó que "para la mayoría de países, no hay 'brotes verdes' de recuperación. Solo hay campos en barbecho. El impacto real de la crisis puede prolongarse durante años".
Asimismo, indicó que como resultado de la crisis económica global millones de familias han caído en la pobreza y solo durante 2009 podrían perderse 50 millones de puestos de trabajo.
"Casi 1.000 millones de personas se van a dormir cada día con hambre y muchos niños mueren por enfermedades que se pueden prevenir", dijo Ban, quien señaló que para afrontar ese aspecto de la crisis "se necesita solidaridad internacional. Se necesita a Naciones Unidas".
Ban resaltó la importancia de las decisiones adoptadas en foros de menor tamaño que la Asamblea, como el G-8, de los países más ricos, o el G-20, de los desarrollados y en desarrollo, para combatir la crisis, pero también pidió "aclarar prioridades" de cara a sus próximos encuentros.
"La crisis económica global muestra que se necesita un renovado multilateralismo. Sabemos que sin la regulación adecuada, la ruptura de una parte del sistema tiene profundas repercusiones en las otras partes", agregó Ban.
Los aspectos vinculados a la regulación financiera, así como la reforma de las instituciones financieras multilaterales y la creación de mecanismos que supervisen el cumplimiento de los cambios adoptados en la cumbre son los principales puntos de divergencia entre los países asistentes a esta reunión.
Buena parte de los países en desarrollo quieren que los tres días de debates de esta cumbre sirvan para dar paso a cambios profundos en la arquitectura financiera internacional.
Sin embargo, los países más industrializados se oponen a otorgar un mayor peso a la ONU en la gestión de las instituciones financieras multilaterales o en la creación de un marco regulador financiero global.
Estas desavenencias se han reflejado en el bajo nivel de las delegaciones que los países más ricos han enviado a la cumbre, así como en la falta de consenso sobre el contenido del documento final del encuentro que todavía se está negociando.
Poco antes, el presidente de la Asamblea, el nicaragüense Miguel D'Escoto, abrió los debates de la cumbre con un crítico llamamiento a los 192 países miembros de la ONU para propiciar un cambio en la arquitectura financiera internacional.
"No es humano y no es responsable construir un Arca de Noé que solamente salve al sistema económico imperante y dejé al resto a su suerte", dijo D'Escoto, quien animó a las delegaciones a "tomar decisiones que atiendan la necesidad de todos", en lugar de las orientadas exclusivamente a la salud del sistema financiero.
D'Escoto y los representantes de buena parte de las economías emergentes están a favor de seguir las recomendaciones propuestas por un grupo de economistas, que encabeza el premio Nobel estadounidense Joseph Stiglitz.
Entre esas medidas sugieren sustituir al dólar como la moneda de comercio internacional y el reemplazo del G-20 por un nuevo Consejo Económico Global en el que se incluyan los intereses de todas las economías del planeta.
En el actual borrador de las conclusiones finales se recomienda que la mayor parte de la liquidez movilizada para aliviar la crisis económica se dirija hacia los países en desarrollo y con menores ingresos, y que se reduzcan las condiciones vinculadas a los préstamos.
También se refiere a las reformas que tiene que realizar el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco de Pagos Internacionales (BPI), y a una mayor representación en esas instituciones de los países en desarrollo.
En particular, se recomienda "reforzar la vigilancia del FMI sobre los grandes centros financieros, los flujos de capital y los mercados financieros, y mejorar el sistema de alerta de crisis".
Está previsto que hasta viernes intervengan un total de 142 países de los 192 que componen la Asamblea, y que mañana lo hagan dos de los pocos jefes de Estado que confirmaron su participación, como son los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Bolivia, Evo Morales.
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