Este artículo se publicó hace 14 años.
La banca alemana deberá crear un fondo propio para afrontar futuras crisis
La banca alemana ingresará a instancias del Gobierno todos los años hasta 1.200 millones de euros en un fondo que servirá para hacer frente a futuras crisis y que pretende evitar que sea el contribuyente el que finalmente las pague.
El Consejo de Ministros aprobó hoy un anteproyecto de ley que será perfilado todavía en los próximos meses y que además contempla la posibilidad de que el Estado pueda sanear y hasta desmembrar grandes bancos en crisis.
La idea de este proyecto es evitar que, como ha sucedido con motivo de la actual crisis financiera y económica mundial, sea el Estado el que se vea obligado a salir al rescate de los institutos bancarios amenazados.
En el citado fondo, los bancos ingresarán todos los años entre 900 y 1.200 millones de euros, de los que la mayor parte -unos 700 millones- provendrá de los grandes institutos, mientras que los de menor tamaño y las Cajas de Ahorro correrán con el resto.
La filosofía es que los bancos que comporten un mayor riesgo para el conjunto del sistema financiero aporten más que aquellos cuya eventual quiebra tenga consecuencias menos traumáticas.
El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, espera que con el fondo se logre crear un "stock" a lo largo de los próximos 25 años de unos 25.000 millones de euros.
La oposición y algunos expertos económicos han calificado la cuantía de insuficiente y además consideran ingenuo pensar que la próxima crisis no pueda producirse mucho antes.
El experto en finanzas del grupo parlamentario socialdemócrata, Joachim Poss, afirmó hoy en declaraciones a la primera cadena de televisión pública "ARD" que para que el fondo sirva de algo debería nutrirse con por lo menos 8.000 a 9.000 millones de euros al año.
Poss criticó además que el Gobierno haya pensado únicamente en fórmulas para responder a crisis futuras en lugar de buscar un remedio para la actual.
A juicio del diputado socialdemócrata, la mejor solución sería introducir un impuesto a las transacciones financieras, mediante el que se podrían ingresar anualmente unos 13.000 millones de euros.
La canciller, Angela Merkel, sólo quiere este tipo de tasa si se aprueba en toda la Unión Europea.
El proyecto presentado hoy se desarrollará en cooperación con Francia, lo que llevó a Schäuble a invitar a su colega gala, Christine Lagarde, a participar en el Consejo de Ministros de hoy.
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