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La banca prepara una nueva ola de fusiones

Los expertos creen que las entidades con un tamaño inferior a los 100.000 millones en activos tendrán problemas si no se mueven

VIRGINIA ZAFRA

El desierto de la crisis económica ya empieza a hacerse demasiado largo para las entidades financieras españolas y el agua de las cantimploras se está agotando. Y lo malo es que no hay forma de saber cuánta travesía les queda por recorrer, aunque temen que falte mucho más de lo que pueden soportar. Las numerosas fusiones de cajas que se aprobaron antes del verano les dieron oxígeno para aguantar un tiempo, pero no es suficiente para sobrevivir al parón económico, que dura ya tres años y que en la banca auguran que se mantendrá, al menos, otros dos o tres.

El sector está obligado a acometer una nueva reestructuración y el baile está a punto de comenzar. No hay alternativa. En bancos y cajas hay preocupación, aunque procuran no transmitirla porque dependen de la confianza de inversores y clientes. Salvaron la crisis financiera y la primera fase de la económica. Les pilló muy saneados y con reservas, pero la prolongación de la crisis está minando la solvencia y agotando las provisiones. Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada, asegura que las entidades 'hicieron los deberes antes y durante la crisis, pero ahora tienen que hacer más porque las circunstancias se están poniendo muy difíciles'.

La fusión será para muchos la única opción de sobrevivir a la crisis

Con el PIB creciendo en torno al 1% en 2011 y probablemente durante un par de años más, aseguran varios ejecutivos, los tipos de interés en mínimos, la morosidad sin parar de crecer, la escasez y carestía de la liquidez y las mayores exigencias de provisiones y de capital, lo más probable es que el próximo año entren en pérdidas buena parte de los bancos y cajas que tienen su negocio exclusivamente en España, dice un directivo de un banco. Es un tema tabú del que nadie quiere hablar en público, pero los números (en este caso) no engañan ni dejan lugar a muchas dudas.

Ante este panorama, la única opción de seguir adelante es la reestructuración. Más tijeretazos en las plantillas y en la red de oficinas y, sobre todo, una segunda oleada de fusiones que dé a las entidades un tamaño suficiente para acudir a los mercados internacionales a pedir dinero con unas garantías mínimas de conseguirlo a un precio razonable. Fuentes del sector financiero aseguran que con un tamaño inferior a los 100.000 millones en activos va a ser muy complicado encontrar dinero. Si eso es así (todavía hay entidades menores que están consiguiendo colocar emisiones, aunque muy caras), prácticamente todos los bancos y cajas de menor talla que el Sabadell tendrán que replantearse su futuro. 'Y lo bueno sería -dice Carbó- que lo hicieran antes de que se acaben las ayudas públicas del FROB', que tiene vigencia hasta diciembre pero podría prolongarse unos meses más. Sólo siete entidades superan o se acercan a este listón (Santander, BBVA, Caja Madrid y sus socios, La Caixa, la fusión de Cajastur con la CAM, el Popular y el Sabadell) mientras queda por debajo otra veintena, entre las que destacan Bankinter, las cajas gallegas, las vascas, Ibercaja o Banco Pastor, añaden otras fuentes, que prefieren no ser identificadas.

Varias entidades tendrán pérdidas en 2011, según los expertos

Y para las cajas de ahorros no es sólo necesario ganar tamaño. Además, tienen que afrontar una redefinición para que en los mercados internacionales dejen de verlas 'como a bichos raros', que es lo que les ocurre ahora porque nadie entiende que sus dirigentes sean políticos, aseguran desde un banco mediano y confirman desde las cajas. Están abocadas a convertirse en bancos y preferiblemente salir a bolsa para poder explicarles a los inversores extranjeros más exigentes que nunca quiénes son sus propietarios y quién manda en la entidad.

Ahora, incluso una entidad como La Caixa, que cuenta con un holding cotizado (Criteria), tiene que explicar profusamente lo que es una caja cuando sale al exterior y, por eso, en el sector dan por hecho que se moverá para acercarse al modelo de un banco y, de paso, recuperar el liderazgo en las cajas que le ha arrebatado Caja Madrid. No obstante, el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, aseguró en julio que no hay ninguna urgencia por hacer nada y afirmó que, haga lo haga, 'seguirá siendo una caja'. Una unión con una o varias cajas de tamaño mediano a través de un SIP (una sociedad de cabecera para compartir riesgos) le permitiría convertirse en un banco, pero, en su caso, cualquier fusión en España tiene difícil encaje porque ya es muy grande (5.232 oficinas).

Con o sin La Caixa, en el sector también esperan nuevas uniones de cajas en Catalunya en esta segunda ronda que darían lugar a otra gran caja catalana. Sería algo similar a lo que el Gobierno de José Antonio Griñán pretende hacer en Andalucía, aunque sin éxito hasta ahora porque nadie quiere ceder su poder a Unicaja.

Los expertos también cuentan con que la fusión de Caja Madrid y Bancaja con otras cinco cajas no será el último movimiento de Rodrigo Rato, que ya se quedó con las ganas de absorber a Caixa Galicia. Una de sus pretensiones, aunque puede demorarse dos o tres años, es sacar a bolsa el banco creado con la fusión. Previamente, es muy posible que una a su grupo a alguna caja con dificultades. Una de las opciones es que absorba a la nueva gran caja gallega, que será una de las que más sufra en este proceso porque su fusión nacida del empeño de Alberto Núñez Feijóo obliga a hacer demasiados recortes.

En esta oleada de integraciones también se moverá el grupo creado con el liderazgo de Cajastur. Enrique Ambrosio, Orizaola, presidente de Caja Cantabria, uno de los integrantes de la fusión, aseguró ayer en RNE que su grupo aspira a comprar alguna otra entidad o grupo de entidades.

En la banca, prácticamente inmóvil en la ronda anterior, también se esperan movimientos. Banco Pastor es el más deseado, aunque se resiste, y también tiene pretendientes Bankinter. Popular y Sabadell están al acecho de cualquier pieza, mientras Santander y BBVA no tienen interés en compras, aunque no es descartable que el Gobierno y el Banco de España les animen a salvar a alguien.

En el proceso de fusiones que se avecina en España intentarán tener su oportunidad algunos grupos extranjeros, como Barclays, Deutsche Bank o Credit Agricole, que ya tienen presencia en España, de una u otra manera, pero no han logrado una posición dominante.

Banco Popular, Sabadell o Bankinter están entre sus principales objetivos. Tienen la suficiente presencia en el país y un precio asumible. No es descartable que lo intenten con alguna caja.

El camino tiene dos sentidos y mientras unos miran a España, los grandes bancos del país miran fuera. Santander es el más activo y BBVA sigue pendiente de Estados Unidos.
Santander ha estado negociando la compra del estadounidense M&T. Las conversaciones se han roto, pero podrían retomarse en breve porque el vendedor, Allied Irish Bank, cada vez tiene más problemas y más necesidad de vender.  

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