Este artículo se publicó hace 16 años.
El Banco de España tiene un procotolo de emergencia
Incluye desde aportaciones de capital hasta la intervención de los bancos en crisis
La crisis ha pillado casi desprevenidos a muchos países, incapaces de creer que sus grandes colosos financieros puedan caer de la noche a la mañana. Cada uno está aplicando una solución de urgencia diferente. Todo vale, desde la nacionalización hasta las inyecciones de capital, pasando por las fusiones forzosas. En España, no hay en estos momentos ninguna entidad en situación crítica. Esta semana lo juró por su honor el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, y también lo repitió por activa y por pasiva el vicepresidente económico, Pedro Solbes.
No obstante, la crisis ha llegado a tal punto que ya nadie es inmune. Y ante la posibilidad de que alguna entidad llegue a tener los problemas que hoy afrontan otros, el Banco de España tiene varios planes de actuación previstos, cuya aplicación dependerá de la gravedad de los acontecimientos. En el peor de los casos, en el que una entidad no tenga liquidez suficiente para hacer frente a los compromisos con sus clientes, el supervisor no dudará en intervenir.
Trata de ayudar en la gestión antes de adoptar medidas más drásticas
Antes de llegar a esa fase, según su forma habitual de actuar, intentará por todos los medios reconducir la situación tomando parte en las decisiones más importantes del banco o caja, como la concesión de créditos, la realización de emisiones o las rentabilidades que paga para captar depósitos. Tratará de salvar así la entidad, pero también de evitar que su caída desate una psicosis entre la población sobre la seguridad y solvencia de bancos y cajas.
Si ni siquiera con ese férreo seguimiento consigue sacarla adelante, acometerá su intervención, sustituirá a los administradores y tomará las riendas totales de la gestión. Los directivos que designe (en casos anteriores han procedido de otras entidades), harán un balance definitivo sobre las necesidades de capital de la entidad y pedirán el dinero al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) si consideran que con esa ayuda se puede sacar la institución adelante. En ese caso, no habría ningún coste para los contribuyentes porque el FGD tiene un patrimonio acumulado con las aportaciones que realizan anualmente las propias entidades financieras. Si con los 6.500 millones que tiene ahorrados no fuera suficiente, las entidades pueden hacer una derrama extraordinaria y el Banco de España realizar una aportación, que acabaría reflejándose en los presupuestos del Estado.
Como ocurrió en 1993 con Banesto, la intervención puede lograr que los ahorros de los clientes queden intactos, uno de los objetivos del supervisor en sus actuaciones.
Las necesidades de capital de la entidad en problemas los aportará el FGD
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