Este artículo se publicó hace 17 años.
Los Bancos de Alimentos repartirán este mes más de 5.000 toneladas a los necesitados
Los Bancos de Alimentos repartirán este mes en toda España más de cinco mil toneladas de comida a personas necesitadas, a través de asociaciones humanitarias. Estas ayudas habrán llegado a más de 840.000 ciudadanos en todo 2007, el 29% se destina a inmigrantes y el 21% a mayores.
Un 19,9% de la población se encuentra por debajo del umbral de pobreza relativa, con ingresos inferiores a 6.860 euros anuales, según la encuesta de Condiciones de Vida de 2006 hecha pública estos días por el INE. Además, un 60,1% de los hogares tiene dificultades para llegar a fin de mes.
Diciembre, el mes de mayor consumo, ha llegado con una subida de los alimentos del 6,3%, más de dos puntos por encima del IPC, con la advertencia del BCE de que seguirá su encarecimiento, y la recomendación, por Agricultura, de consumir conejo para aliviar el gasto navideño.
Si en 2005, un 2,5% de los hogares no podía permitirse una comida de carne o pescado cada dos días, este escenario habrá incrementado las necesidades, y no las aportaciones solidarias.
"La gente puede estar más sensibilizada en estas fechas, hay alguna iniciativa singular, pero no llegan muchas más donaciones que en otro periodo", señala en declaraciones a EFE José Antonio Busto Villa, director general de la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), que reúne a 52 entidades.
A final de año, según el director, se estima que los más de 1.200 voluntarios que colaboran con la Fesbal, habrá repartido alimentos -excedentes de la UE, aportaciones de empresas y campañas en hipermercados y colegios- por encima de las 60.000 toneladas en 2006, a través de entidades benéficas, religiosas y ONG.
El volumen económico supera los cien millones de euros.
Las cifras sitúan a España como segundo país, después de Francia, en este tipo de ayudas, entre 18 estados representados en la Federación Europea de Bancos de Alimentos.
Una cuarta parte de estos bancos son españoles (52 de un total de 206). Aquí se repartió el pasado año más del 20% de lo distribuido en Europa (60 de los 282 millones de kilos), se atendió a casi un 20% de las 4.300.000 personas asistidas en los 18 países, y se concentra más del 18% de los voluntarios.
No es que seamos más pobres. "Quizás somos más solidarios, o nos hemos movido más", argumenta el director de la Fesbal.
El 29% de los alimentos se destinan a la atención de inmigrantes, el 21% a centros de mayores, el 16% para toxicómanos, un 11% para indigentes, un 9% a la atención a parados, un 6% a enfermos terminales, y un 5% a niños y preadolescentes.
Las ciudades que más reparten son también las más pobladas: Madrid, con unos ocho millones de kilos en el último año, Barcelona, con siete millones de kilos, Sevilla, con casi cuatro millones, Valencia con 3,4 millones y Málaga, con 2,6. Le siguen Granada, Vizcaya, Cádiz, Alicante y Zaragoza, con cantidades próximas a los dos millones de kilos.
Los alimentos se distribuyen a medida que llegan a los almacenes: pasta, arroz, derivados de los cereales, conservas... Y productos estacionales sobrantes entregados por las empresas, "chocolate y dulces en el verano, y el turrón, después de Navidad".
Se echan de menos legumbres y aceite entre las cosas básicas, incide jose Antonio Busto, que se recogen fundamentalmente en las llamadas "operación kilo", en hipermercados y colegios.
FALTAN VOLUNTARIOS
La recepción, clasificación de los paquetes y envíos o el control del reparto, son tareas realizados por los voluntarios en los almacenes ubicados en cada provincia.
"Necesitamos voluntarios, jubilados o personas con tiempo libre, que quieran colaborar", demanda el director de la Fesbal. "En Madrid -cita- tenemos furgonetas, pero nos faltan conductores".
La mitad de los más de 60 millones de kilos repartidos proceden de excedentes agrícolas de la comunidad europea, a través del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). La otra mitad, de donaciones de fabricantes, distribuidores, grandes superficies y de las "operaciones kilo".
Excepcionalmente, más en Navidad, hay campañas de asociaciones deportivas o culturales que entregan entradas para un espectáculo a cambio de un kilo de comida.
El problema que se plantea es cómo afectará a los Bancos de Alimentos la reducción de excedentes de producción que pretende la UE.
La demanda de los Bancos -explica Busto- es que los fondos económicos que ahora se emplean para comprar esos excedentes se destinen a la adquisición de alimentos y se mantenga su distribución, y así se lo han comunicado a los parlamentarios europeos.
"De esa manera -añade- podría organizarse la compra de los productos que interesen más, según las necesidades".
A LA BASURA
La creación de los Bancos de Alimentos surgió en Estados Unidos, en 1967, cuando una madre con nueve hijos y el marido en prisión contó a un jubilado norteamericano que conseguía dar de comer a su prole recogiendo alimentos que se caían, de madrugada, durante la descarga en un supermercado, para que lo contara a otras familias en apuros.
El hombre decidió pedir a esos centros los excedentes y organizó la recogida y distribución con voluntarios.
La "idea" se extendió por todo el mundo. Hace unos 15 años se puso en marcha el primer banco español, en Barcelona, y en 1996 en Madrid.
En la actualidad, esos alimentos de consumo inmediato, por fecha de caducidad, rotura del embalaje o deterioro externo, son los que los supermercados echan a los contenedores al final del día.
"Es una forma de deshacerse de ellos y que alguna persona los recoja. Probablemente no se desperdicia tanta comida como podamos pensar, porque las empresas ajustan lo que compran", indica Busto.
Los Bancos no pueden hacerse cargo. Tendrían que disponer de un sistema de recogida, congelación, almacenamiento a menos 18 grados y reparto en esas condiciones de refrigeración, "una infraestructura de la que no disponemos", afirma el director de la Fesbal.
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