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Bangladeshíes confían en retorno de democracia pero Ejército sigue vigilante

EFE

Julia R. Arévalo

Tras vivir dos años en estado de excepción, los bangladeshíes confían en el retorno de la democracia con las elecciones de este lunes, pero el Ejército se mantiene vigilante para evitar un nuevo estallido de violencia entre los bloques rivales.

Los comicios de mañana se presentan muy reñidos entre el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) de Khaleda Zia y la Liga Awami (AL) de Sheikh Hasina, dos mujeres que se han alternado en el Gobierno desde 1991 tras tomar el testigo de su esposo y su padre, asesinados por los militares.

La enconada animadversión entre ambas y su discurso acusatorio durante la campaña, mezclado con sospechas de fraude y compra de votos, hacen temer que la perdedora impugne los resultados y de nuevo la violencia se apodere de las calles, como en el invierno de 2006-07.

"Lo único que puede detenerlas es que saben que, si se exceden, estarán alentando una reacción del Ejército y de otras fuerzas en el país que no tolerarán la anarquía", dijo hoy a Efe una fuente diplomática.

El "progreso democrático del país y su futuro desarrollo dependerán de la magnanimidad de los vencedores", abundó el subjefe de la misión de observadores de la UE, Graham Elson, quien confió en que no vuelva a imponerse el "enfoque todo para el ganador".

En nombre de la ONU, el español Francesc Vendrell pidió anoche a su llegada a Dacca que los partidos respeten el resultado de las urnas y destacó que "un clima postelectoral estable será vital" para que en Bangladesh se asiente una democracia "eficaz y sostenible".

Bangladesh, que se independizó de Pakistán en 1971, ha vivido una buena parte de su corta historia bajo dictadura militar, pero los Gobiernos civiles de Zia y Hasina no han logrado cimentar la democracia, sino que han sumido el país en la corrupción y la inestabilidad política.

Más del 40 por ciento de sus 150 millones de habitantes malviven con menos de un dólar diario y dos tercios dependen de la agricultura en un país que cada año sufre algún desastre natural pero que también tiene grandes recursos -sobre todo gas- por explorar e inversores a la espera de un clima propicio.

Las dos candidatas tienen causas por corrupción pendientes ante la Justicia por las que Hasina pasó once meses en la cárcel -fue liberada en junio para recibir tratamiento médico en el extranjero- y Zia algo más de un año, hasta ser excarcelada en septiembre gracias a un veredicto del Tribunal Supremo.

El programa izquierdista de la Liga Awami parece tener más predicamento entre los bangladeshíes, pero también "hay mucha gente que cree que Zia obtendrá una recompensa política, ya que se la ha percibido mucho más fuerte que Hasina frente a las presiones del régimen" interino, por lo que la contienda de mañana será muy reñida, dijo el diplomático.

En un discurso radiotelevisado a la nación, el jefe del Gobierno interino, Fakhruddin Ahmed, aconsejó hoy a los ciudadanos (la mitad de ellos analfabetos) que voten con sabiduría y a los partidos que acepten "con elegancia" el veredicto de las urnas.

"Que se acaben la violencia y los enfrentamientos, se eliminen la discriminación y las diferencias y se resuelvan los conflictos", pidió Ahmed, según la agencia UNB.

Aunque son evidentes los deseos de votar de la ciudadanía, sondeos publicados en las últimas semanas por la prensa bangladeshí reflejaban el apoyo popular al régimen de Ahmed, que ha gobernado Bangladesh desde enero de 2007 con la tutela del Ejército.

El presidente, Iajuddin Ahmed, se reunió hoy con el jefe del Ejército, el general Moeen U.Ahmed, quien le informó de las medidas adoptadas para asegurar que la votación de mañana transcurre en orden, según UNB.

Unos 600.000 miembros de las fuerzas de seguridad, 50.000 de ellos soldados del Ejército, han hecho un despliegue sin precedentes por todo el país para asegurar un voto tranquilo.

El presidente y el jefe del Ejército se agradecieron el apoyo ofrecido en los dos últimos años, en los que el régimen ha acometido algunas reformas que reducen las excusas para que Zia o Hasina cuestionen los resultados, ya que no consiguió barrerlas de la escena política.

Entre ellas destacan una completa revisión del censo (reducido a 81 millones de votantes, 12 millones menos que el anterior), límites al gasto durante la campaña, mecanismos para el respeto de los derechos humanos y de las minorías y esfuerzos por separar al poder Ejecutivo del Judicial. EFE

ja/fpa

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