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Baño de multitudes para olvidar la corrupción

Mariano Rajoy reunió en su ciudad, Pontevedra, a 10.000 personas en su primer acto junto a Feijóo // El líder del PP esquivó cualquier referencia a los escándalos que afectan a su partido

 

MARÍA JESÚS GUEMES

Un auténtico baño de multitudes. Justo lo que a Rajoy le hacía falta después de estas últimas semanas, en las que cada día se ha desayunado con algún susto en relación a la trama de espionaje y corrupción que atiza a los conservadores. Ayer, el líder del PP sintió el empuje y la fuerza de más de 10.000 personas que se congregaron en la plaza de toros de Pontevedra para mostrarle su respaldo.

Entre el público y Rajoy se generó un diálogo fluido y vibrante. El jefe de la oposición venía desde la mañana con una idea en mente. Más de seis años después del Prestige, Rajoy, en una visita a Muxía (A Coruña), se había sorprendido de que no existiera aún el parador que el Gobierno de Aznar aprobó dentro de las medidas contempladas por el Plan Galicia. En su lugar se había encontrado con un solar.

Fue el ejemplo que utilizó para denunciar la gestión del Gobierno de la Xunta, formado por PSOE y Bloque. En el mitin de Pontevedra, Rajoy quiso antes de darles, como dijo, un 'coscorrón' a sus adversarios lanzar varias preguntas: '¿Dónde está el parador? ¿Dónde está el tren de alta velocidad? ¿Dónde están las autovías del Plan Galicia? ¿Y el Plan Galicia?'. Para trasladar luego la cuestión directamente hacia sus objetivos: '¿Dónde están señor Zapatero, señor Touriño, señor Quintana?'. Respuesta: 'No están'. Y la solución en sus manos: 'Que el PP gane las elecciones el próximo 1 de marzo'.

Paro y socialismo

Rajoy hizo balance del bipartito y sentenció que desde que gobierna Galicia la situación ha empeorado. Algo que trasladó al resto de España: 'Es el país donde más paro se crea de Europa. Este es el socialismo'.

Los asistentes tenían un grito en los labios: 'Zapatero, embustero' y Rajoy fue más allá: 'Tenéis razón. Él, Touriño y Quintana engañaron a la gente'. Había ido hasta allí para lanzar ese mensaje y otro de apoyo a su candidato, Alberto Núñez Feijóo. Era la primera vez que coincidían juntos en campaña. El líder del PP no se contuvo: 'Es honrado, competente, trabajador, siente y quiere a Galicia, es joven y está en su mejor momento'.

Los asistentes le interrumpían sin cesar. Y Rajoy estaba en su casa es de Pontevedra y comenzó en esta provincia su carrera política y en su salsa. El show no había hecho más que empezar. 'Tú sí que vales', le dijeron desde las gradas. Él contestó: 'Nadie puede con este partido. No nos van a amedrentar'. 'A por ellos, oé', rugía el auditorio. Y Rajoy les daba la razón: 'Sí señor, vamos a por ellos y les vamos a ganar'. Hasta tal punto llegaba la interconexión que un señor del público se lanzó espontáneamente al escenario y se fundió con él en un abrazo.

El presidente del PP no habló de corrupción. Lo había hecho por la mañana. Pero de la de los demás, no de la suya. Rajoy sacó dos asuntos a relucir. Primero, que hay cuatro imputados, altos cargos de la consellería de Política Territorial, porque la Xunta cambió la licitación de la autovía de Barbanza para adjudicársela a Sacyr por una oferta de 30 millones de euros más. Y, segundo, cargó contra el BNG porque un concurso eólico se lo llevaron unos 'amigos' del Bloque. 'Son los reyes del enchufe', concluyó.

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