Este artículo se publicó hace 16 años.
Bárbara Hendricks da coloratura al blues y sublima su incorrección política
Después de 30 años en la cumbre del bel canto, 80 grabaciones, y 12 millones de discos vendidos, la soprano Bárbara Hendricks ha decidido cambiar de registro y explorar en el blues, una música que habla, "como todas", de los sentimientos y de la vida aunque de una forma "políticamente incorrecta".
Hendricks, que cumplirá 60 años declarados el próximo 20 de noviembre, ha emprendido una gira mundial con "Barbara sings the Blues" (ArteVerum), un homenaje "a lo mejor" del blues aunque el concierto que ofrecerá esta noche en la Embajada de Suecia incluirá piezas de Shubert, Falla o Sybelius.
En un encuentro previo con la prensa, la soprano, nacida en Arkansas (Estados Unidos) y nacionalizada sueca, "por amor y matrimonios", ha explicado con la inteligencia, humor y sentido común que la han convertido en embajadora de la organización de la ONU para los refugiados (UNHCR), que se ha decidido para su último trabajo por el blues porque es "como la propia vida".
"En el blues encuentras los mismos sentimientos que en Mozart. La alegría, la tristeza, el dolor, todo es muy similar, pero la forma de decirlo es políticamente incorrecta. Es como el flamenco, como el fado... tristeza, celos y diferentes formas de expresarlos", subraya Hendricks, que ha grabado el disco junto al Magnus Lindgren Quartet.
Es un retorno a sus raíces americanas, sin duda, pero no sólo, porque igual que estudió a Bach, "el origen de todo", para cantar bien lírica, ahora ha querido sumergirse en el blues a fin de controlar el jazz al que aporta su especial coloratura.
"Es una gran suerte tener la capacidad de hablar diferentes lenguas musicales. Soy muy afortunada", se ríe.
Dice que siempre ha adorado a Bessie Smith y, sobre todo, a Billie Holiday, y que le fascina su forma de expresarse a través de las canciones y sus porfías contra los sinsabores de la vida.
Algunas de las joyas del álbum son "You've Been a Good Old Wagon" y la famosísima "Downhearted Blues", dos canciones de Bessie Smith, y uno de los grandes clásicos del jazz, "Mood Indigo", de Duke Ellington.
Los temas que ha elegido de Billie Holiday son "Lady Sings the Blues", "Don't Explain", "My Man", "God Bless the Child" y la extraordinaria "Billie's Blues".
La soprano, que hace dos días actuó en el Olympia de París y este sábado lo hará en el Palacio de Congresos y Auditorio de La Rioja, Riojafórum, es una convencida de que el respeto es la solución de muchos de los problemas del mundo y su ausencia lo que desencadena todos los males.
Respeto es lo que pide también a los jóvenes por el trabajo de los artistas -"no pagar por las descargas no es bueno para nadie y además no es el mejor sonido"- y se lamenta de que si hace 20 años la vida cultural bullía gracias a ellos, que llenaban teatros y conciertos, ahora no tienen curiosidad por conocer "casi nada".
"El espíritu, como sucede con el cuerpo, no puede alimentarse solo de patatas. Tienes que comer vegetales, frutas, crema catalana...", detalla la cantante, que en 2000 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
La artista, que en mayo volverá para dar un recital en el Teatro de la Zarzuela, está muy preocupada por la violencia que provoca la injusticia, sobre todo, en los niños y las mujeres, quizá por ello le gusta "especialmente" que el Gobierno español tenga tanta "sensibilidad" hacia la mujer.
Apoyó a Robert Kennedy hace 40 años y su asesinato le provocó tanto dolor que se convirtió en "apolítica", algo que ha cambiado totalmente la aparición de Barak Obama, "un inspirador de esperanza" que, gane o no gane las elecciones, ha cambiado las cosas, especialmente la vida de los jóvenes negros.
La elección de Obama, añade, cambiará la forma en la que se ven los americanos a sí mismos pero, también, "la forma en la que el mundo ve a América".
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