Planteada la cuestión a vida o muerte, a ser o no ser en Berlín, el Barcelona confirmó que el Tau, como bestia negra, ya forma parte del pasado. Expuesto al griterío del Palau y a la voracidad de Navarro, excelso incluso lesionado, el conjunto baskonista se convirtió en un muñeco de trapo, que encajó, sumiso y sin más derecho a réplica que el resurgir de Splitter, todos los golpes. Azotó primero la Bomba, y luego Andersen, y después Ilyasova, antes de que Lakovic cerrase la fiesta, que celebró la clasificación del Barcelona para una Final four tres años después de su última presencia. Ni siquiera replicó el Tau, que encajó por K.O. la tercera tunda de la serie y bendijo, inopinadamente, la Semana Santa del Barça.

Protagonistas, la víspera en el Camp Nou, de un espectáculo mundialmente elogiado, algunos de los muchachos de Pep Guardiola disfrutaron de la exhibición ofrecida por sus compañeros del baloncesto en un Palau que se volvió a llenar después de varios años de significativas calvas en las gradas. Ahí estaban Puyol, y Piqué, Etoo, y Bojan, y también el presidente Joan Laporta, que obvió las suspicacias que despierta en el Palau, y acudió con la esperanza de cerrar una semana santamente redonda.

No les defraudó el Barça que, como el equipo de fútbol, protagonizó una salida tan arrolladora que Ivanovic tuvo que mudar su planteamiento original antes de que concluyese el primer cuarto. Había renunciado el técnico baskonista a sus principios para atajar el juego interior del Barça que tanto daño le había hecho y se encontró con que los exteriores azulgrana, con Navarro a la cabeza, le volvieron a hacer un traje tan ajustado que le cortó el aire.

Como si no estuviese lesionado, la Bomba firmó 11 puntos en cinco minutos, tres triples incluidos y sólo Splitter logró replicar a la estrella azulgrana y a la defensa planteada por Xavi Pascual, capaz de nuevo de dejar al Tau en 30 puntos, mediado el encuentro (40-30).

Sin mayores argumentos ofensivos que el pívot brasileño, inmenso, y alguna aparición puntual de Rakocevic y Prigioni, el Tau ni siquiera amenazó con cuestionar el dominio azulgrana, sustentado en su buena defensa y en un ataque poco brillante pero lo suficientemente regular como para que la diferencia nunca bajase de los siete puntos.

En parte porque, como ya sucedió en el cuarto partido, Andersen asumió el protagonismo cuando Navarro se tomó un descanso e Ilyasova le relevó, en el final del tercer cuarto y en el principio del último, con dos triples y un mate que dejaron grogui a los de Ivanovic. Al Barça le aguarda el CSKA, vigente campeón.