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Barceló en estado primitivo

El artista lleva a la Bienal de Venecia una selección de pinturas de gran tamaño que inciden en su lado más íntimo

PEIO H. RIAÑO

Hay un primate gigante, solitario, en silencio, parado, contemplando el espacio que le rodea, salpicado de partículas indescifrables. 'Soy yo', dice Miquel Barceló, catálogo en mano. Acaba de salir de la imprenta y es lo más parecido a una revista, con un abecedario que recorre las manías del artista mallorquín, que representará a España en la próxima edición de la Bienal de Venecia, que arranca el próximo 7 de junio. Ayer explicó el contenido de ese inmenso espacio y, como ya anticipó este periódico el pasado 3 de marzo, se verá al artista en su estado más íntimo y primitivo.

'Es un pintor en el taller, arrinconado en una esquina', continúa Barceló para aclarar que ese mono es un artista rodeado por su cosmología. 'Un magma de materia sin imagen todavía. Es el artista antes del primer gesto, el pre-artista. Un autorretrato', cuenta. A Barceló (Mallorca, 1957) le gusta explicarse y hablar de sus cosas. Insiste en el artista sin conocimiento, limpio, libre y entusiasta, dando a entender que ese sería el estado ideal de quien se enfrenta cada día a una pintura como si fuera la primera vez que lo hace.

Los 700 metros cuadrados de pabellón albergarán la visión más reciente de Barceló. Junto a los grandes cuadros, habrá grandes cerámicas, una sala con los libros que han sido importantes en su vida (de John Berger, Bowles, Hervé Guibert o Zagajewsky), una proyección de la performance Paso doble y el espacio dedicado al escritor y artista François Augierás (1925-1971). Son obras desde 2003 hasta el momento. Sin acuarelas: 'No es necesario enseñarlo todo'.

Mientras el artista remataba la decoración de la sala XX de las Naciones Unidas, en la sede de Ginebra, trabajaba para esta muestra. Pero ya pensaba en algo completamente diferente, quería volver a uno de sus grandes temas más íntimos: el artista en el taller, con sus silencios. 'Estas obras sugieren que los cuadros incorporan los procesos y las energías invertidos en su creación', escribe en el catálogo el comisario de la muestra Enrique Juncosa, director del Museo de Arte Moderno de Dublín.

'Algunos fondos están hechos con lo que caía de la cúpula. Veía que llovía pintura y puse varias telas en el suelo para recuperar la pintura que caía del techo. Yo siempre reciclo', sonríe. De esa materia en punta se nutren sus nuevos paisajes africanos, que recuerdan a algunas de sus acuarelas de mediados de los noventa. Hay en ellos figuras humanas, animales domésticos, objetos y vegetación. En otros, la presencia del río Níger lo inunda todo, con pescadores y canoas. 'Unos los hizo allí mismo, en Mali, y otros en su estudio de París, recreados en su imaginación', añade Juncosa.

'Todo esto es como crear un Belén. ¿Conoces los belenes, verdad? No sé si queda muy bien decirlo, pero es verdad. Ahí están las montañas, los ríos un Belén', pero hasta el propio Juncosa hace referencia al carácter cercano y popular de la obra de Miquel Barceló. 'Es algo así como una cosmogonía Dogol', remata para hablar de la presencia de la cultura africana que desborda su taller de Mali.

Grietas, arrugas, materia retorcida, marcas, ondulaciones 'Mi obra es materialidad. Es pintura en sentido físico', y gesto. Barceló recuerda que incluso hay olas reales de pintura en algunos de los cuadros que se enseñarán. De hecho, junto a los primates y los paisajes, otro aparato temático de la muestra son esas visiones de la espuma del mar.

En diferentes momentos ha llegado a utilizar también otros materiales como el arroz, los frutos secos, algas, cenizas volcánicas o papel de periódico, aclara Enrique Juncosa. 'Es una putada, pero es un hecho', sale a la luz de la conversación con Barceló el final de la prensa en papel. Podría entenderse el papel de los periódicos como uno más de sus fósiles. 'Los utilizo mucho como material pictórico hay varias piezas en la Bienal que están pintadas sobre este material. Ahora el periódico es algo agónico y con tres días las noticias amarillean'.

 

 

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