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Barceló se sube al ovni africano de Isaki Lacuesta

El artista participa en 'Los pasos dobles', película en la que el director catalán recrea los mitos malineses desde la vitalidad de la pintura y el cine

SARA BRITO

'Esta película es un ovni absoluto', dice Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957), mientras corta un buen pedazo de chuletón de buey durante el almuerzo. Sólo que el ovni en cuestión no viene del espacio exterior, sino de Mali, donde el artista tiene estudio y pasa largas temporadas desde hace dos décadas, y a donde se trasladó el director Isaki Lacuesta (Girona, 1975) para reformular una vez más su interés por la construcción de los mitos, por el juego de los dobles y por la aventura como actitud política ante la vida.

Los pasos dobles, ficción presentada ayer en la competición oficial de San Sebastián, fue tildada de críptica, quizás porque el filme no resuelve voluntariamente las situaciones que va creando. Prefiere no buscar justificaciones y porque sus personajes mutan en muchos otros. 'Creo que la disfrutarán más los niños que muchos críticos', apunta, socarrón, Lacuesta.

'Esta película es un ovni absoluto', dice el creador Miquel Barceló

'Una película de aventuras excéntrica', así le gusta definirla a su director. Bandidos en peripecias por el desierto: amor, juego, acertijos, exploradores en busca de un búnker de leyenda. En él, dicen, un artista francés, el mítico y oculto François Augierás, dejó pintado un mural 'para el hombre del siglo XXI', un personaje africano, llamado también Augierás, que se transforma en un proceso interminable de reconstrucción. Podría parecer un galimatías, pero es más bien un acertijo, un juego que descifrar.

Barceló cree que Los pasos dobles, nombre que Lacuesta toma prestado de una performance del propio artista mallorquí, es una traslación al cine de la forma de los relatos orales. Esos mismos que él hace y rehace con sus colegas africanos Amou y Amassagou, y que tornan al mismo tiempo que son contados. Historias que pasan de mano en mano como una moneda y que no tienen ni principio ni final como los mitos.

'Cuando escribí la película con Isa [Campo], pensábamos mucho en Las mil y una noches, en El manuscrito de Zaragoza y en La metamorfosis de Ovidio. Nos dicen que la película es muy africana, y es africana porque se hizo muy estrechamente con los actores y el equipo de Mali. Pero también porque nuestros mitos y los africanos acaban encajando, acaban siendo los mismos', apunta el director.

'La disfrutarán más los niños que muchos críticos', apunta Lacuesta

'El cine y la pintura son dos artes de las que se anuncia continuamente su defunción. Lo que intentamos Isaki en cine y yo con mis pinturas es volver a formas muy antiguas para seguir adelante: esta película con la cultural oral y yo con mis pinturas primitivas', explica Barceló.

Puede que Los pasos dobles sea una película muy africana porque, como dice Barceló, 'se hace con lo que hay'. Isaki y el artista comparten una misma forma de trabajo que aprovecha el accidente, que hace materia con lo imprevisible. 'Los dos usamos el hueco y la ausencia. Y en África esto sucede todos los días, la gente vive e inventa con lo que tiene, improvisa, se reinventa cada día', asume el pintor. Lacuesta lo secunda: 'Tenemos en común la búsqueda de la intensidad. No nos da miedo que haya un trazo que se nos salga de la raya, porque de ahí puede salir algo mejor'. La película y la pintura, imperfectas, pero vivas.

Barceló: 'Hemos vuelto a formas muy antiguas para seguir adelante'

'Voy de metamorfosis en metamorfosis hasta agotar en un día todos mis dobles'. Eso dejó dicho el pintor y escritor francés François Augierás, auténtico origen de la película, personaje casi mitológico, que Lacuesta conoció por primera vez gracias a Miquel Barceló. 'Era un artista que vivió una vida insólita en África y que acabó retirándose para acabar sus días en una cueva en Francia', explica Lacuesta.

La película toma algunos de los hechos esenciales de la vida de Augierás y los transforma, de la manera en que los mitos se alteran, tan múltiple como se fabrican las leyendas. 'Los mitos están hechos con pedazos, eso aspira a ser esta película', apunta el director. Augierás está desperdigado a lo largo de la película: podría ser el personaje que dice llamarse Augierás y que recoge el espíritu anárquico del artista. O quizás, el personaje que interpreta Barceló, una especie de pintor-demiurgo que con sus pinturas va contando lo que le sucede a los personajes. O ese otro, que aspira a encontrar el búnker pintado bajo las dunas del desierto.

Lejos de la propuesta que hace dos años presentaba el propio Lacuesta en la misma sección oficial de San Sebastián, Los condenados tildada como su película más política Los pasos dobles pretende ser una reivindicación política más amplia que el comentario sobre los acontecimientos sociales de un país y una época.

Los pasos dobles trata de reivindicar la aventura como opción política, como hacían los situacionistas. 'Muchos dividen mi filmografía entre los filmes más políticos y los más estéticos. Para mí en cambio lo más político está en la forma de hacer las cosas. Y esta película habla precisamente de eso', apunta.

Los pasos dobles es alteración y es mezcla. Hay western, hay comedia, hay amor, hay búsqueda espiritual y, si se busca, hasta hay dioses. 'Buscamos una película muy física', reconoce Isaki Lacuesta. Un filme hecho con los pigmentos extraídos de la tierra africana de las pinturas de Miquel Barceló. 'Me reconozco en cada uno de los planos de la película', confiesa Barceló.

Pero el artista estará también presente en otra película programada en la sección Zabaltegi de San Sebastián, además de Los pasos dobles: El cuaderno de barro es un documental sobre el proceso de creación de Miquel Barceló, que mantiene un juego de ecos y reflejos con el filme de Isaki Lacuesta. Para Barceló son la misma cosa, un mismo cuerpo que habla de la necesidad de ir hacia adelante, de aventurarse un paso o dos más.

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