Este artículo se publicó hace 14 años.
Barcelona y la familia olímpica despiden a Samaranch
Barcelona, la ciudad natal de Juan Antonio Samaranch, despedía el jueves al ex presidente del Comité Olímpico Internacional, ante la presencia de numerosas personalidades encabezadas por los Príncipes de Asturias.
La capilla ardiente de Samaranch, que falleció el miércoles a los 89 años por una insuficiencia coronaria aguda, quedó instalada desde las 10 de la mañana en el Palau de la Generalitat, donde diversos mandatarios recordaron su legado.
"Descanse en paz Juan Antonio Samaranch que con su presencia fértil y activa entre nosotros ha aportado armonía, calidad y unidad al mundo olímpico y a cuantos han, o hemos, tenido la fortuna de encontrarnos a su lado", dijo el Príncipe Felipe ante el ataúd de Samaranch, cubierto con la bandera olímpica.
"Valgan estas palabras para dar testimonio de nuestro profundo afecto, y gratitud y reconocimiento a su persona, gracias a todos, gracias Samaranch, gracias Juan Antonio. Buen viaje a la eternidad", concluyó el príncipe.
El actual dirigente del COI, Jacques Rogge, destacó la figura del fallecido en unas palabras en el Palau de la Generalitat ante la presencia de la familia de Samaranch.
"Hoy puedo decir que Samaranch ha sido el dirigente del COI con más influencia desde Pierre de Coubertain", declaró Rogge, durante una ceremonia, en unas declaraciones traducidas en directo en CNN+.
"Samaranch lo cambió todo, hizo de los juegos lo que son hoy", agregó.
La hija del fallecido, María Teresa Samaranch, fue la última en intervenir en un emotivo acto, depositando una rosa roja sobre el féretro, antes de que comenzara a sonar la canción preferida de su padre "Amigos para siempre".
En el acto, realizado antes de que la capilla ardiente se abriera al público general, intervino el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, los alcaldes de Barcelona y Madrid, Jordi Hereu y Alberto Ruíz Gallardón y el ex presidente de la Generalitat Pascual Maragall, que era el alcalde de la Ciudad Condal durante los Juegos de 1992.
GRAN EMBAJADOR
Maragall calificó al presidente honorario a perpetuidad del COI como un gran embajador de Barcelona en el mundo.
"Pero a mí me quedan dos imágenes de Samaranch por encima de las otras: la del 17 de octubre de 1986, cuando abrió el sobre y con satisfacción autocontenida dijo "à la Ville de Barcelona", y la del 9 de agosto de 1992 cuando, sin contenerse, clausuró los Juegos Olímpicos proclamándolos "los mejores Juegos de la historia". Gracias, Joan Antoni.", escribió el político en una columna en el diario El País.
Por la tarde se celebrará un funeral en la Catedral de la capital catalana. Su féretro será transportado por un grupo de deportistas.
Una de las figuras más poderosas del mundo del deporte, que tuvo influencia en el movimiento olímpico casi hasta el final, Samaranch padeció varios problemas de salud desde su retirada, y había sido ingresado en el hospital en varias ocasiones.
Durante dos décadas dirigió el COI con absoluta autoridad y la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, que transformaron su ciudad natal y fueron los primeros celebrados en España, está considerada su triunfo personal.
boicot occidental dirigido por Estados Unidos a los Juegos de Moscú en 1980 y el correspondiente boicot del bloque del Este en Los Ángeles 1984 - y que dirigió a los Juegos hacia el deporte profesional, convirtiéndolo en una máquina de ganar dinero.
Sus detractores argumentan que muchos de los valores originales del movimiento se vieron oscurecidos en la búsqueda del éxito comercial, llevando a escándalos de sobornos y dopaje.
En julio de 2001 abandonó el cargo tras 21 años de presidencia y dejó paso a Rogge, octavo presidente del organismo.
En octubre del año pasado, en la votación celebrada en Copenhague para elegir a la ciudad anfitriona de los Juegos del 2016, Samaranch hizo una emotiva petición a los miembros del COI para que le concedieran un último favor y eligieran a Madrid, aunque la designada finalmente fue Rio de Janeiro.
"Sé que estoy muy cerca del fin de mi tiempo", dijo en la presentación final de la candidatura madrileña.
Nacido en Barcelona el 17 de julio de 1920, fue un exitoso jugador de hockey sobre patines y dirigió a la selección española en su conquista del título mundial. Después hizo una carrera en la política deportiva durante la dictadura franquista, y logró un puesto en el COI en 1966.
Tras la muerte de Francisco Franco, fue nombrado embajador ante la Unión Soviética, y los contactos que hizo allí le ayudaron a suceder a Lord Killanin como presidente del COI en 1980.
Después de dejar el cargo, estuvo diez días internado en un hospital de Lausana, Suiza, y luego otras dos semanas en una clínica de Barcelona, debido al agotamiento.
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