Este artículo se publicó hace 15 años.
Barroso indaga en "Un asunto sensible" el trasfondo de la Cuba de los sesenta
El asesinato de cuatro estudiantes comunistas en los últimos días del régimen batistiano, sirve al español Miguel Barroso para indagar en su última obra, "Un asunto sensible", en el trasfondo histórico de la Cuba de los sesenta, cuando, a su juicio, la isla era "la trinchera de la guerra fría".
Miguel Barroso, periodista, escritor y experto en comunicación, viajó a Cuba por vez primera hace treinta años y su interés por la isla le viene tanto por el hecho de que es un país "exuberante" como por que considera que en los años sesenta "Cuba era como Berlín".
"La Habana era Berlín oriental, y Miami Berlín occidental, era una capital rota por la guerra fría. El muro era el mar, las noventa millas del mar Caribe (la distancia que separan las costas de Cuba de Estados Unidos)", dijo a EFE en una entrevista.
En "Un asunto sensible", Barroso, aclara al lector el tipo de narración que se va a encontrar. "No cuento toda la verdad pero todo lo que cuento es verdad".
Los hechos, subraya, son "tal y como aparecen relatados, pero están ordenados, no en orden cronológico, sino con la intención de coser una estructura dramática y de proporcionarles más fuerza".
El lector irá avanzando en "un crimen sanguinario, una ruin delación y una despiadada intriga política" a partir de un titular que despertó la curiosidad de Barroso y que rezaba: "Pena capital para el delator de los mártires de Humboldt 7".
El escritor investigó tres acontecimientos de la historia reciente de Cuba: el asesinato de cuatro estudiantes comunistas durante los últimos días de la dictadura de Fulgencio Batista (1952-58), conocido como "El crimen de Humboldt 7"; un proceso judicial, siete años después, que dio lugar a "El caso Marquitos"", y la acusación de un alto mando castrista, Joaquín Ordoqui, de colaborar de la CIA, que le llevó a su encarcelamiento hasta la muerte.
El texto le ha ocupado nueve años, "lo que no quiere decir que no haya hecho otra cosa que escribir el libro", precisa Barroso, que tras abandonar el cargo de secretario de Estado de Comunicación en 2005, en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y ocupar la dirección de la Casa de América de Madrid, desarrolla en la actualidad su actividad profesional en una empresa privada.
En "Un asunto sensible", publicada en España por la editorial Mondadori, el autor ha querido armar "una novela de no ficción, una especie de mestizaje entre los hechos y la ficción".
Su pasado como periodista también se aprecia en la obra y él mismo la emparenta, con todas las distancias, con los grandes del nuevo periodismo como Tom Wolfe, Truman Capote y Norman Mailer, al romper una convención del periodismo y es que el narrador se hace presente en la historia.
Al autor le interesa que el texto se afronte también "como una novela de ideas, "porque -explica- lo que se despliega en ella son algunas de las corrientes ideológicas que atraviesan el siglo", al tiempo que se puede leer como una narración atemporal.
Además de los entresijos políticos, el autor confiesa su interés en los personajes que encarnan el amor, la lealtad y la traición y así aparecerá un personaje que su autor define como "traidor entre los traidores".
Sobre la traición ya ahondó en su primera novela, que apareció bajo el título "Amanecer con hormigas en la boca" y que posteriormente fue llevada al cine.
Y al hablar del futuro, Barroso no muestra excesiva atracción por la coyuntura actual cubana, porque, dice, "me pone en el borde del futuro y soy incapaz de discernir el futuro".
"Sería incapaz de hacer una novela futurista sobre Cuba, todo el mundo se ha equivocado tantas veces al predecir el futuro" de la isla, añade Barroso, quien podría quizás regresar a los años cincuenta y sesenta con la novela de ficción que interrumpió cuando surgió "Un asunto sensible".
Mercedes Bermejo
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.