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"¡Cuánta basura! Tanto papel podría generar un incendio"

Turistas, usuarios y trabajadores del metro se quejan de la suciedad

VANESSA PI / MADRID

Desde hace dos semanas, para desplazarse en metro por Madrid hay que esquivar todo tipo de objetos. Latas de refrescos, bolsas de basura e incluso objetos tan inverosímiles en la red subterránea como compresas o un váter se amontonan por la huelga del personal de limpieza.

Pero sobre todo hay papel: periódicos y revistas desgarrados. Bob y Anne, londinenses de 58 y 60 años, temen que eso origine un incendio, como el que en 1987 afecto a la estación londinense de Kings Cross, recuerdan. Perdieron la vida 31 personas.

'No sabíamos que había huelga, nos extrañaba, porque hace dos años vinimos por estas fechas y todo estaba muy limpio', comentan en uno de los accesos a la parada de Tribunal.

Unos metros por debajo, en el subsuelo, el taquillero de la estación se queja de la suciedad acumulada, 'y eso que ésta es de las que están más limpias', reconoce. Pero lo que le enciende la mirada es la actitud de los huelguistas: 'No entiendo por qué ahora el Consejero de Transportes no dice que están haciendo sabotaje, como nos han criticado a nosotros cuando hemos protestado'. En estaciones como la de Argüelles, hasta hace dos días las bolsas de basura de los vecinos de la zona se acumulaban, sorprendentemente, en las escaleras de acceso.

La periferia, más sucia

En la parada de Sol, punto neurálgico de la ciudad, los azulejos del suelo se han vuelto negros y pegajosos. Los trabajadores de la estación critican la situación con la boca pequeña. No quieren 'problemas', pero la huelga es tema de conversación: 'Estas escaleras...', indica una taquillera a otra cuando salen de la boca de metro, donde no cabe ni una bolsa más.
Pero, si se compara con las estaciones periféricas, la de Sol está limpia.

Miguel Ángel, vecino de Vallecas, pasó el domingo en el centro. 'Es una vergüenza, pero aquí se ve que algo han limpiado. En Vallecas no hay color, está todo lleno de bolsas de basura, que no son propias del metro', asegura. Marnix tiene 25 años y está a punto de coger el metro en Callao hacia el aeropuerto para volver a Amsterdam con su familia. No le ha sorprendido la suciedad, incluso alaba a los madrileños: 'Para llevar 15 días sin que lo limpien no está tan sucio. Si esto pasara en Ámsterdam, la basura llegaría hasta aquí', pone la mano al nivel de su cintura mientras sonríe. La dependienta de una de las tiendas de la parada de Sol prefiere no pensar en cómo estará cuando abra el día 2, sin haber limpiado los restos de la fiesta de fin de año.

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