Este artículo se publicó hace 12 años.
El BCE quiere ayudas europeas para sanear a la banca española
Draghi pide políticas de crecimiento para calmar los mercados
Más dinero. El Banco Central Europeo pidió este lunes más recursos para el fondo euro-peo de rescate (conocido como el EFSF, por sus siglas en inglés) para acudir al rescate de los bancos de países con problemas. El fondo de rescate, que convivirá este año con otro mecanismo de carácter permanente, debería reforzarse para "facilitar la recapitalización de los bancos en países que no están sujetos a un programa" de ayuda, aseguró Mario Draghi, presidente del BCE. Engordar la capacidad de acción de los fondos de rescate de la eurozona es un asunto que lleva varios meses sobre la mesa de los gobiernos, pero Alemania se niega por el momento a contribuir más con un dinero visto como un desperdicio por la opinión pública.
Para países como España o Italia, tanto el BCE como los fondos de rescate son cruciales porque pueden reducir la especulación, pero su capacidad es por el momento limitada. El fondo permanente, que entrará en vigor a mediados de año, cuenta con una capacidad estimada de 500.000 millones, y al que ya está en vigor le quedan menos de 250.000 millones, cuestionados desde este lunes por una rebaja en la calificación dictada por Standard & Poor's.
"Necesitamos restaurar la confianza en la deuda soberana y garantizar que los cortafuegos de la Unión Europea están operativos y bien equipados", reclamó Draghi. Según el jefe de la institución monetaria, parte de los recursos deberían usarse sin dilación para estabilizar el sistema bancario de países con problemas, como España e Italia. Se lograría así neutralizar una de las amenazas más peligrosas junto al déficit excesivo: la desconfianza entre las entidades y la congelación del crédito para empresas y familias.
Aunque Draghi defendió las políticas de austeridad como imprescindibles, se sumó al nuevo discurso europeo que reivindica el crecimiento y la creación de empleo. "El crecimiento se está volviendo cada vez más y más importante" y sin él "no puede haber estabilidad financiera", advirtió. El argumento será uno de los protagonistas de la próxima cumbre de jefes de Gobierno de la UE, el 30 de enero, aunque las medidas concretas siguen siendo una asignatura pendiente. Este lunes, Draghi no aclaró cómo conjugar las nuevas políticas de crecimiento con las de austeridad ya en marcha que, según él ha reconocido en múltiples ocasiones, están detrás de la recesión que se avecina en la eurozona.
Gran parte de la izquierda y el sindicalismo europeo reclaman reducir el ritmo de la consolidación fiscal para esti-mular la economía y poner en marcha nuevos paquetes de inversión pública, medidas con las que los líderes europeos no comulgan. El presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, también se refirió este lunes al crecimiento y exigió poner "en marcha de manera urgente una estrategia antirrecesión, movilizando instrumentos y esfuerzos en la UE y sobre todo en los estados miembros", ya que "la ralentización económica amenaza con aumentar" la dramática tasa de paro, según él.
Van Rompuy hizo estas declaraciones en Roma, adonde Angela Merkel y Nicolas Sarkozy tenían previsto acudir el viernes para perfilar su posición de cara a la cumbre. El anfitrión, el primer ministro italiano Mario Monti, tendrá que esperar hasta febrero, tras una cancelación pedida desde París por problemas de agenda.
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