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Los belgas, orgullosos pero preocupados por la marcha de Rompuy

Reuters

Los belgas mostraban el viernes una mezcla de orgullo e inquietud por el nombramiento de Herman Van Rompuy como el primer presidente de la Unión Europea, ante el riesgo de inestabilidad cuando abandone el cargo de primer ministro.

Van Rompuy ha estado al frente de una Bélgica dividida lingüísticamente durante casi un año, en fuerte contraste con los 18 meses de confusión política con su predecesor Yves Leterme, quien tiene grandes posibilidades de convertirse en el próximo primer ministro belga.

"Hay un nuevo elemento de fragilidad. El señor Leterme no goza de la misma confianza entre los francófonos que el señor Van Rompuy", dijo Pascal Delwit, profesor de Políticas en la Universidad Libre de Bruselas.

El rey Alberto habló el viernes con Van Rompuy, que asumirá su nuevo puesto a comienzos de enero, y después comenzó a recibir a los jefes de los partidos para determinar el futuro del Gobierno.

Los expertos constitucionalistas discutían sobre si Van Rompuy podría simplemente dimitir como cualquier otro ministro o si su marcha supondría el fin de su Gobierno, una perspectiva que probablemente provocará disputas por los puestos y la política.

Bélgica, como cualquier otro país, no se puede permitir una parálisis política en momentos de crisis económica, cuando se requieren decisiones rápidas.

Los francófonos en Bélgica, un país de 10,6 millones de habitantes, han expresado su consternación por el potencial regreso de Leterme, cuyos primeros nueve meses en el cargo en los que luchó para formar gobierno hicieron surgir especulaciones en los medios por una escisión en el país.

El periódico francés Le Soir instó hace dos semanas a los cristianodemócratas flamencos a que no lo eligieran. "Ya lo intentó, no funcionó", comentó.

En otro editorial el viernes, el diario dijo que él y los partidos políticos corren con la responsabilidad de evitar una crisis.

Flandes, donde se habla holandés y Bruselas y Valonia, donde se habla francés -. Los francófonos temen que esta iniciativa podría dividir Bélgica.

La economía probablemente siga siendo el tema principal para el gobierno, pero el nuevo primer ministro belga necesitará encontrar un consenso sobre los poderes que pueden delegarse en el espinoso asunto de reconfigurar las fronteras políticas en Bruselas.

El gobierno espera resolver estos temas antes de julio, cuando Bélgica asuma la presidencia de seis meses de la UE.

En una nota positiva, Leterme heredará un gobierno que ha resuelto los presupuestos para 2010 y 2011 y un gabinete mucho menos dividido que cuando él se fue el pasado diciembre.

"Las relaciones entre los partidos eran muy tensas, pero se han calmado en los pasados nueve meses. Eso realmente es una ventaja", dijo Delwit.

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