Este artículo se publicó hace 14 años.
La belleza del joven Saint Laurent y el espíritu de los 70 realzan a Gaultier
La elegancia del joven Yves Saint Laurent en Marraquech (Marruecos) y de Betty Catroux, una de sus primeras musas y modelos, impregnó hoy la pasarela del modisto francés Jean-Paul Gaultier para el verano 2011.
Modelos de físico similar al del audaz Saint Laurent (1936-2008) captado por el fotógrafo Jeanloup Sieff a principios de la los años setenta salpicaron la colección de principio a fin.
Les acompañaba en ocasiones una belleza rubia de larga melena y gran personalidad, recuerdo del importante rol desempeñado por Catroux, hija de un diplomático estadounidense, en la vida y la obra de YSL.
"¿Os disteis cuenta de que era un hombre?, preguntó el modisto a un grupo de periodistas que le felicitaban tras su bello desfile.
"No puse a Lulu de la Falaise (otra de las musas de su célebre colega) pero metí a Betty Catroux", y así el "toque andrógino estaba fuertemente marcado", subrayó el artista.
Entre evocaciones del joven YSL y su musa tomaron el podium jóvenes de aspecto exótico con calzoncillos negros semitransparentes bajo chaquetas de punto calado, y modelos de tipo occidental, con trajes de americanas impecables sobre túnicas-camisas de diferentes largos, a medio camino entre la gran camisa de esmoquin y la chilaba.
Hubo también robustos maniquíes de pobladas barbas con gorros de punto levemente enrollados en la cabeza, elegantes monos de trabajo, y voluminosos pantalones bombacho de cuero, chaqueta y bolso "ad hoc", en los colores clásicos de la artesanía marroquí.
La última parte de la colección estuvo repleta de estampados coloreados, visibles al completo con las gafas 3D que todo el mundo tenía en las manos pues eran el cartón de invitación.
En contraste con el hamman que ambientó el inicio del desfile, el modisto lo cerró con conjuntos y túnicas multicolores.
Hubo igualmente chilabas-camisas largas transparentes, y chalecos esmoquin sobre la piel, pues la inspiración vino también de la idea de mezcla entre "la ciudad occidental y la magrebí", contó.
Con Gaultier, las saharianas -que Saint Laurent sacó del armario masculino para ofrecérsela a la mujer- serán de punto y de cuero el próximo verano; y el blanco y el negro se combinaran en múltiples ocasiones.
Otra elegancia muy diferente y muy ligera dio Issey Miyake a unos modelos inspirados en la fuerza y belleza de las truchas, esas "maestras del disfraz" que viven en las corrientes frías.
Con sus motas rojas trasladadas a la indumentaria masculina cerró el desfile Miyake, en el que abundaron los cuadros abstractos, muy gráficos, en múltiples colores, las prendas de camuflaje y los "nuevos trajes tradicionales" a veces adornados con rayas blancas.
También hoy, Colette, famosa boutique-restaurante de la calle Saint Honoré especializada en moda y artículos de vanguardia, celebró la inminente colección invernal 2010-2011 que el rapero estadounidense Pharrell Williams creó en colaboración con Moncler.
Otro evento del día lo protagonizó la firma Carrera, que presentó su nueva colección de gafas de sol en un lujoso apartamento de la avenida del Presidente Kennedy, desde donde contemplar París y la Torre Eiffel, escuchando a los Candy Clash y al DJ Nicolas Ullmann.
Por su parte, el modisto Franck Boclet, que el pasado abril dejó la dirección artística de las colecciones masculinas de Ungaro, presentó su propia marca en la Avenida Montaigne, donde tienen su cuartel general las más grandes firmas del lujo francés e internacional.
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