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Belloch compara al fundador del Opus con Luis Buñuel

El homenaje a Escrivá de Balaguer al ponerle una calle es un empeño personal del alcalde socialista de Zaragoza

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José María Escrivá de Balaguer, (Huesca 1902, Roma 1975), fundador del Opus Dei, canonizado por la Iglesia y condecorado con dos medallas de honor por el dictador Francisco Franco tendrá también a partir de ahora una calle en Zaragoza. La decisión, ratificada el martes, obedece a un empeño personal del alcalde socialista Juan Alberto Belloch, que define a Escrivá como "el aragonés más importante de la segunda mitad del siglo XX y de mayor proyección internacional, exceptuando a Luis Buñuel".

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La decisión se tomó en la última reunión de la junta de Gobierno de Zaragoza y tendrá que aprobarse en el próximo pleno. La corporación municipal decidió también el cambio de nombre de 43 calles de la ciudad, en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica. La intención inicial de Belloch era incluir la calle de Escrivá en esos cambios de nombre, pero tras la polémica suscitada en los últimos días, el nombre del fundador del Opus estará al final en una vía nueva.

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El nombramiento ha recibido fuertes críticas desde personas del propio partido del alcalde, a los que Belloch no ha dudado en calificar como "sectarios". El regidor explicó que en un primer momento se había decidido dedicar a Escrivá la calle del General Sueiro, (destacado militar franquista), pero se cambió de idea para "evitar romper el consenso sobre la Ley de la Memoria Histórica" de la comisión que ha estudiado durante dos años la nomenclatura franquista del callejero de Zaragoza.

El historiador aragonés e hijo adoptivo de la ciudad de Zaragoza, Julián Casanova, destaca que el personaje en cuestión murió en Roma en 1975, "antes de que le diera tiempo a hacer la transición democrática". El autor de La Iglesia de Franco (Crítica) señala ese detalle para explicar que José María Escrivá de Balaguer es un personaje muy ligado al franquismo. Primero como confesor espiritual del propio Franco y después como fundador de una organización que predicó "la subordinación de la mujer" y practicó "la depuración de intelectuales y liberales de la universidad" durante todo el régimen.

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"Puedo entender que la Iglesia le haga santo y en eso no me meto, pero este hombre no encarna ningún valor democrático que merezca que se le reivindique", sentencia Casanova.

El historiador y el grupo municipal de la Chunta Aragonesista coinciden en señalar la inoportunidad del alcalde al invocar el recuerdo de un personaje que ni siquiera nació en Zaragoza (es natural de Barbastro, Huesca) y que silenció las constantes violaciones de los derechos humanos del régimen de Franco. Destacan a la vez el olvido al que están sometidos los 3.543 muertos en la ciudad entre 1936 y 1946. Muchos de ellos, en la fosa común del cementerio.

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