Este artículo se publicó hace 15 años.
Benedicto XVI glorifica a Rouco en vida
El cardenal de Madrid celebra sus 50 años de ordenación sacerdotal
Benedicto XVI dejó ayer claro que, para bien o para mal, ha puesto en manos del cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el destino de la Iglesia española. Con motivo de los 50 años de su ordenación sacerdotal, el Papa envió una cariñosa carta al prelado en la que le glorifica en vida con pleno poder en España.
En ella, advierte a todos Gobierno incluido de que "queremos ensalzar todo tu modo de proceder, al cual damos públicamente nuestra aprobación en todas sus partes", y sin el menor atisbo de crítica a la labor realizada como presidente del Episcopado.
"Un hito que merece ser valorado"En la misiva, leída ayer por el Nuncio en la catedral de la Almudena, el Pontífice saluda el medio siglo de sacerdocio de Rouco, "un hito que merece ser valorado y celebrado adecuadamente", y realiza un repaso a su trayectoria, "todo lo cual es digno de merecida alabanza". En la misiva, el Pontífice traslada a Rouco Varela su voluntad por "honrarte y elogiarte" cuando el Papa asista a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid en 2011.
La pública alabanza de Benedicto XVI puso la guinda a un carrusel de homenajes a la figura del cardenal, organizado por la Diócesis de Madrid, y al que se sumaron 30 obispos. Toda una demostración de poder por parte del presidente del Episcopado. A la ceremonia de ayer, que se prolongó durante casi tres horas, asistieron más de 100 sacerdotes y centenares de fieles.
Bodas de oro
En la homilía de sus bodas de oro sacerdotales, el presidente del Episcopado trazó las líneas maestras que a su juicio definen "una sociedad y un modelo de existencia autosuficiente y orgullosa". Para el cardenal, en la cultura actual "no es difícil adivinar vidas sin esperanza e incapaces a la vez de una verdadera y auténtica experiencia de amar".
Al tiempo, denunció "la pobreza que sufren tantas personas, cercanas y lejanas; el desamparo de tantos niños desde el momento de su concepción hasta su mayoría de edad; el abandono de los ancianos y enfermos crónicos...". Y aún más. Rouco señaló "el mal de los males" que aterroriza a la sociedad española: "el abismo del pecado y de la muerte eterna, en la que se puede deslizar el hombre".
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