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Berlín inaugura un museo dedicado en exclusiva a su tradicional "currywurst"

EFE

Salchicha y salsa de tomate con especias, unas 1.000 calorías para el cuerpo de una sola sentada, son los ingredientes básicos del tradicional "currywurst", un tentempié típico alemán convertido en protagonista de un museo berlinés que hoy abrió sus puertas.

La historia del "currywurst" se remonta a finales de los años 40 -un momento de intensa convulsión social en Alemania-, y desde que creara la receta Herta Heuwer el 4 de septiembre de 1949, el número de seguidores de esta salchicha en salsa no ha dejado de crecer.

En toda Alemania, se consumen al año cerca de 800 millones de "currywurst", por un precio que oscila de 1,50 a 2 euros, y sólo en Berlín la cifra alcanza los 70 millones de salchichas.

Lo más normal es encontrar este tentempié por los puestos callejeros (imbiss), mercados y ferias de todo el país, servido en una bandejita de cartón y con un tenedor de plástico.

La afición ha llegado a alcanzar a muchos políticos, como el ex canciller alemán Gerhard Schroeder, entre cuyas leyendas biográficas se cuenta que se divorció de su anterior mujer, Hillu, porque ésta, estricta vegetariana, le tenía prohibida la salchicha.

Ahora la empresa privada "E.I. Edutainment International" de Berlín, en colaboración con el estudio de arquitectura Kubix y la agencia de comunicación Atelier Markgraph, han levantado un museo en honor del "currywurst", con la idea de desvelar las facetas más ocultas de este plato, que encierra toda una filosofía de vida.

En medio de una decoración harto original, que incluye desde patatas gigantes, hasta gotas de salsa cayendo del techo o un sofá con forma de salchicha gigante con un hueco en el centro para sentarse, uno puede encontrar toda serie de objetos relacionados con esta comida.

Libros, recortes de periódicos, vídeos sobre cómo se producen las salchichas, y hasta documentales; todo ello para ilustrar los principales hitos del "currywurst".

Entre esos hitos, el momento en que los ciudadanos germano-orientales empezaron a pagarse la salchicha con los marcos alemanes, tras la caída del Muro de Berlín y la reunificación.

No obstante, el enfoque didáctico es el que está más presente, tanto en los mapas del mundo y de Berlín que representan aquellos lugares donde hay un imbiss, como en la sección dedicada a los orígenes de la comida rápida o aquella que ilustra sobre las distintas variantes regionales que existen.

Para terminar, un aderezo compuesto por todo tipo de instalaciones, ya sean sensoriales, en las que uno puede oler distintas especias, o interactivas, que permiten averiguar mediante un test el tipo de ideal de "currywurst" para el visitante, según sus gustos, o incluso cocinar uno mismo el plato con la ayuda de personajes animados.

El museo del "currywurst" ha sido levantado en pleno centro de Berlín, cerca del mítico Checkpoint Charlie (antiguo control fronterizo entre el sector este y el oeste), gracias a los más de 20 inversores privados -casi la mitad extranjeros- que han sumado en total cinco millones de euros.

Podrá visitarse a partir de mañana, en que se abre al público, y sus creadores no descartan plantearse en un tiempo, y según el éxito que tenga el museo, firmar acuerdos de colaboración con algunos imbiss.

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