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Berlusconi dice que no ha dado "marcha atrás" sobre la inmigración ilegal

EFE

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, afirmó hoy que no ha dado "marcha atrás" sobre la intención de su Gobierno de tipificar como delito la inmigración ilegal, y que su posición contraria a este hecho, expresada ayer, sólo es "una opinión personal".

"Sobre la inmigración no he dado ninguna marcha atrás. He expresado una opinión personal, que ya había mostrado en el Consejo de Ministros", cuando se aprobó el correspondiente proyecto de ley que ahora debe debatir el Parlamento, aseguró Berlusconi en rueda de prensa tras reunirse con el presidente egipcio, Hosni Mubarak.

Según Berlusconi, la prensa ha tergiversado sus palabras, ha actuado "con mala fe".

El dirigente explicó su "pensamiento personal" y dijo que una norma que prevea la cárcel, "para, por ejemplo, cuatro mil inmigrantes que entren al día, supone tener muchísimos magistrados capaces de intervenir y otras tantas prisiones para alojarlos".

"Es una cosa que no se puede concretar", añadió Berlusconi, que reiteró que corresponderá al Parlamento expresarse sobre el proyecto de ley aprobado por el Gobierno y que contempla la introducción del delito de inmigración clandestina.

Este proyecto de ley, según informaron fuentes del Senado, ha entrado en esa cámara para su debate y contempla que quien entre en Italia de manera ilegal puede ser condenado a una pena de entre seis meses y cuatro años de cárcel, que sería aumentada en un tercio si además el inmigrante irregular ha cometido un delito.

Incluye también que los sin papales sean juzgado por la vía rápida y que el juez cuando pronuncie la sentencia ordene la expulsión del extranjero, según las mismas fuentes.

Silvio Berlusconi dijo ayer que para él la inmigración ilegal "no es un delito, pero sí un agravante" en el caso de que se cometa un delito.

"Personalmente creo que no se puede perseguir a alguien por la permanencia irregular en nuestro país, condenándolo con una pena, pero esta puede ser un agravante si comete un delito", afirmó durante un encuentro con la prensa tras reunirse con el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy.

Sus palabras fueron bien acogidas por la oposición, mientras que entre sus aliaos, especialmente la Liga Norte, impulsora de la iniciativa, cayó con un jarro de agua fría.

Según los "liguistas", sería un "error considerar la clandestinidad tan sólo un agravante" y aseguraron que con esas palabras Berlusconi "traiciona" al electorado que le votó y que considera la seguridad ciudadana una prioridad.

"Uno como presidente del Gobierno no puede firmar un proyecto de ley que prevé una cosa y luego en la misma semana decir lo contrario. Es escandaloso que se tomen compromisos y luego se traicionen ", dijo hoy el liguista Francesco Speroni, mientras que el ministro de Interior, Roberto Maroni, del mismo partido, insistió en que mantendrán la norma.

Para quitar hierro al enfrentamiento, el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, ministro para las Reformas, dijo que "está seguro" de que al final "encontraremos una línea".

"No hay ninguna pelea dentro de la mayoría (en el poder), basta copiar lo que han hecho en Alemania o en la católica Francia. A nosotros nos basta", afirmó Bossi.

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