Este artículo se publicó hace 15 años.
Una bicefalia que no estaba en el guión
La inesperada pugna de Griñán y el número dos del PSOE andaluz trastoca los planes de Chaves
"Tal vez ha sido un error, pero no irreparable". Con esta frase despachaba un dirigente consultado por Público el "fallido" intento del presidente andaluz, José Antonio Griñán, de forzar la convocatoria de un congreso extraordinario para sustituir a Manuel Chaves como secretario general de los desconcertados socialistas andaluces. ¿Fallido? Sí, pero sólo un poco. Anteayer, Griñán y Chaves comparecían para decir que el primero será secretario general: no de forma inmediata, como pretendía, pero sí antes de 2012. El presidente se salía con la suya.
En el partido todos saben que hay un problema y que no está resuelto. La mayoría de los consultados por este diario antes del sábado coincidían en dos cosas. Una, que Griñán había dado un paso en falso al desvelar públicamente sus debilidades internas con una precipitada propuesta de congreso. Y dos, que el presidente y candidato es una especie protegida que hay que preservar a toda costa. ¿Cómo? "Haciéndolo secretario general. Un congreso extraordinario se ventila en dos meses", explicaba un dirigente de Sevilla. Otro veterano lo decía de esta manera: "El presidente está recibiendo arañazos gratuitos y eso hay que pararlo". Y un tercero utilizaba esta imagen: "Este partido siempre ha estado acostumbrado a tener un capitán general". El presidente Griñán no es el secretario general del partido y quiere serlo ya. No era eso lo acordado inicialmente con Chaves y la dirección federal cuando en mayo fue designado presidente de la Junta, pero en pocos meses las cosas han cambiado.
Una bicefalia sui géneris¿Acaso se ha reproducido la bicefalia clásica que en otros tiempos desangró al PSOE andaluz? No exactamente. La bicefalia vuelve a existir, pero sus protagonistas no son Griñán y Chaves, sino Griñán y el vicesecretario socialista y hombre de confianza de Manuel Chaves, Luis Pizarro, que además ocupa asiento en el Consejo de Gobierno. Fuentes solventes han relatado a Público que en alguna ocasión el presidente se ha sentido desautorizado en el Consejo por intervenciones del propio Pizarro o de la consejera de Medio Ambiente y persona muy próxima a este, Cinta Castillo.
"Sólo con leer los periódicos se sabe quién dirige el partido y quién el Gobierno"
Ahí estaría el origen de la incomodidad de Griñán y de su urgencia para tomar unas riendas orgánicas que hoy por hoy están en manos de Luis Pizarro, que controlaría el 75% de la actual ejecutiva regional, según las cuentas de un miembro de la misma.
A eso se habría referido crípticamente el secretario provincial de Jaén y número dos de Chaves en el Ministerio de Política Territorial, Gaspar Zarrías, cuando afirmaba esta semana: "Sólo con leer los periódicos se sabe quién dirige el partido y quién el Gobierno". Pero hay otras iniciativas del propio Griñán que han levantado ampollas en las organizaciones territoriales del PSOE, como la propuesta unilateral de suprimir delegaciones provinciales de la Junta de Andalucía, cuyos titulares son nombrados por el consejero correspondiente, pero casi siempre a propuesta del partido.
Un mal trago personalUn veterano líder socialista era menos complaciente con Chaves en su análisis: "Quien no quiere soltar la silla de secretario general es Chaves; él puede desbloquear esta situación dando un paso atrás y Pizarro se avendrá a lo que decida Chaves".
El paso atrás ya está dado, y ello a pesar de que el ex presidente andaluz admite de mal grado que salga como derrotado en esta batalla alguien como Luis Pizarro, a quien él quiso ceder la secretaría general del partido en el último congreso, celebrado el año pasado. El rechazo de Ferraz y de significativos dirigentes andaluces frustró la operación. Chaves tuvo que decirle a Pizarro que no sería secretario general. Aquel desaire ha hecho personal y políticamente más difícil para Chaves sacrificar ahora a Pizarro, cuyos apoyos internos empezarán a menguar rápidamente.
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