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Un billete sin ida ni devolución

'Spanair no tiene futuro y todo el mundo lo sabe'. Lo dijo el presidente de su rival Iberia, Antonio Vázquez, el pasado lunes, y la cúpula de Spanair, dirigida por Ferran Soriano, se escandalizó y salió a desmentirlo. Los clientes de la aerolínea habrían agradecido menos énfasis entonces y más eficacia ayer a la hora de comunicar el cese de las operaciones. Estuvieron en vilo y sin información hasta que, a las nueve de la noche, Spanair confirmó oficialmente que suspendía sus vuelos.

La que iba a ser la aerolínea de bandera catalana cae y la historia se repite. No ha sido en Navidad, como pasó con Air Madrid, en 2006, y con Air Comet, en 2009, pero casi. La compañía ha pasado por varias manos en los últimos cuatro años y ninguno de los gestores ha sido capaz de enderezarla.

Cabe destacar que fueron el expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán y su socio, Gonzalo Pascual, los que la crearon y, cuando empezó a ir mal, la vendieron en 2007 al grupo escandinavo SAS. En su haber se anotarían luego el derrumbe de Air Comet. Finalmente, los inversores catalanes que intentaron reflotar Spanair, con apoyo de la Generalitat, no lo han logrado.

Pero las víctimas son, primero, los 2.000 trabajadores de la compañía, seguidos de los más de 25.000 pasajeros que pueden estar afectados. Estos últimos pueden tardar en cobrar la devolución de su dinero hasta seis años, como les pasó a los de Air Madrid. Los de Air Comet siguen esperando. Tanto los clientes como la plantilla se quedan con un billete que no tiene ida, pero tampoco devolución.

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