Este artículo se publicó hace 16 años.
Birmania sufrirá carencia de arroz tras la destrucción de los cultivos por el ciclón Nargis
Birmania, antaño el mayor productor de arroz del Sudeste Asiático, sufrirá una grave carencia del grano tras el azote del tifón tropical Nargis, que ha arrasado las zonas donde se hallan más de dos tercios de los cult
Birmania, antaño el mayor productor de arroz del Sudeste Asiático, sufrirá una grave carencia del grano tras el azote del tifón tropical Nargis, que ha arrasado las zonas donde se hallan más de dos tercios de los cultivos.
Las agencias internacionales de ayuda humanitaria, que siguen esperando en Bangkok la tramitación de visados para su personal, advirtieron hoy de que la tragedia causará una todavía mayor escasez de alimentos para los 53 millones de birmanos, la mitad de los cuales vive por debajo del umbral de la pobreza.
El área más devastada por el huracán -las regiones de Irrawaddy, Pegu y Rangún y los estados Karen y Mon, donde rige el estado de excepción- produce el 65 por ciento del arroz del país.
La zona ha registrado ya casi 23.000 muertos, más de 42.000 desaparecidos, 1.500 heridos y un millón de desplazados.
Hasta el momento, Birmania satisfacía su demanda doméstica y se mantuvo a salvo de la crisis por el aumento del precio del grano en el mercado internacional que afecta a las naciones vecinas.
Dos años de carencias generalizadasSin embargo, los devastadores efectos de Nargis sobre los arrozales birmanos llevarán a una carencia generalizada que podría prolongarse hasta 24 meses, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.
Además, la falta de medios e infraestructuras ha generado en los últimos años un dramático descenso en la producción de arroz.
De esta forma, el ciclón prácticamente no afectará al precio del grano en el mercado internacional, pues Birmania consume casi todo el arroz que produce.
Por otra parte, el PMA también alertó de que los arrozales del delta del río Irrawaddy se verán perjudicados por la salinidad y las aguas contaminadas de las inundaciones de Nargis, lo que obligará a racionar la comida al menos durante los próximos seis meses.
La escasez de alimentos, unida a los cada vez mayores precios de todos los artículos de primera necesidad, pueden provocar un nuevo levantamiento contra la Junta Militar como el del pasado septiembre, que comenzó con protestas pacíficas por el incremento del coste de los combustibles.
En aquella ocasión, el descontento escaló cuando las marchas empezaron a estar lideradas por los monjes budistas, antes de que los soldados birmanos sofocaran las marchas a golpes y tiros.
Ocho meses después, el Gobierno admite 15 muertos en su represión de las manifestaciones, pero la disidencia calcula que al menos 138 personas perdieron la vida.
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